Marzo 2017, Edición 114
12 de agosto de 2020, 0:37:59
Artículos Medallística


75 Años de S.M. La Reina Doña Sofía de Grecia, cabeza de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa

Por David Ramírez Jiménez


El presente artículo quiere hacer justicia a una de las órdenes que ha sido más olvidada por los estudiosos y servir de homenaje con motivo de su 75 cumpleaños (el pasado 2 de noviembre) a S.M. la Reina Doña Sofía cabeza de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, y última agraciada con tan alto honor en el año 1962. (Leer+)


La Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, es la única Orden española que se considera privativa para mujeres, y que a pesar de la nula prodigalidad en su concesión en época actual, sigue estando en vigor aunque de facto se puede considerar extinguida.

Tras un primer anteproyecto de creación de una Orden de tan peculiar naturaleza, desarrollado en 1791, su instauración efectiva fue llevada a cabo por Carlos IV, por Real Decreto de 21 de abril de 1792 tomando como pretexto el nacimiento del infante Felipe María Francisco, siendo puesta bajo la jefatura de su consorte la reina María Luisa de Parma, de la que asumió su denominación.


Retrato de la reina María Luisa de Parma portando la banda de la Orden de las Damas Nobles (Obra de Mariano Salvador Maella).


La reina María Josefa Amalia de Sajonia, segunda esposa de Fernando VII (Obra de Francisco Lacoma).

La Orden se destinó para premiar a las damas nobles que por sus servicios, pruebas de adhesión a la familia real y por sus virtudes se hiciesen acreedoras de ella. Las obligaciones que vinculaban a las damas de la Orden eran según sus estatutos, aprobados el 15 de marzo de 1794: «la de visitar una vez al mes alguno de los hospitales públicos de mujeres, u otro establecimiento o casa de piedad, y asilo de estas, y la de oír y hacer celebrar una misa por cada una de las damas de la Orden que falleciere».

La Orden bajo el gobierno directo de la reina, estaba compuesta de treinta damas -sin contar las personas reales- aunque el número de concesiones se desbordó como un mal endémico que afectó incluso a los reinados posteriores.

INSIGNIAS Y ADMINISTRACIÓN DE LA ORDEN

Como insignias, las Damas, única categoría reconocida, usaban, tal y como expone Giralt en su «Diccionario de las órdenes de Caballería»: «una banda ancha, morada con una lista del tercio de su anchura, blanca en el centro, que se coloca desde el hombro derecho al costado izquierdo, más una placa de oro en forma de cruz, de cuatro brazos con ocho puntas que rematan en globitos. Los cantones son de esmalte morado, y el campo blanco. En medio un óvalo de esmalte blanco con bordura morada, y en centro la imagen nimbada con rayos de oro de San Fernando de cuerpo entero en su color, blandiendo la espada en una mano y el orbe crucífero en la otra. Esta cruz tiene sus brazos alternados de castillos y leones de oro unidos por una cadena, y surmontada de una corona de laurel en oro o en su color, según las versiones. El reverso lo forma un óvalo de esmalte blanco, en cuyo centro tiene las siglas de María Luisa; y en una bordura morada, la leyenda: «Real Orden de la Reina María Luisa». Estas insignias debían de ser devueltas tras el fallecimiento de las titulares de la gracia.


Detalle de la banda y venera de la Real Orden de Damas Nobles
de la Reina María Luisa.


La administración de la Orden quedó vinculada a la Primera Secretaría de Estado (hoy Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, a través de un ministro que ejercía de secretario que tenía como funciones la de llevar los libros de registros, donde se consignaban los nombramientos, recepciones y fallecimientos de las Damas, así como la custodia de las insignias, cuidando de recoger las de las Damas difuntas; y presenciar las recepciones, y otras ceremonias de la Orden. También estaba obligado a presenciar el acto de investidura de cada nueva Dama noble, para anotarlo en los libros de registro y extender y entregar a las señoras recibidas una certificación que les servía de título.

Las Damas nobles agraciadas con esta banda la recibían mediante una ceremonia de investidura, que se celebraba normalmente en las habitaciones de la reina, o en el caso de imposibilidad, la investidura se realizaba con la intermediación de una tercera persona delegada.

EVOLUCIÓN INICIAL: SIGLOS XVIII Y XIX

La historia de la Orden no presenta grandes hitos desde su fundación en 1792, y la aprobación de los Estatutos en 1794. Tan sólo podemos reseñar una serie de precisiones. Tras la muerte de la reina María Luisa (1819), por derecho o incluso mediante disposiciones legales al efecto, las sucesivas reinas de España han ostentado la máxima representación de la Orden.


Retrato familiar de la Duquesa de Osuna como dama de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, en el que se aprecian las dos modalidades de llevar la banda, bien terciada al hombro o a modo de cinturón debajo del pecho (Obra de Agustín Esteve y Marqués).

Durante el reinado de Fernando VII fue cuando se llevaron a cabo los cambios más sustanciales en las Damas de María Luisa, motivados por la muerte de la entonces reina madre María Luisa, como queda dicho. Así se procedió a hacer extensibles las prerrogativas de la fundadora a las sucesivas esposas del monarca, e incluso se produjeron algunas reformas estatutarias: el ceremonial se adaptó a los usos observados en la Orden de Carlos III; se incluyó el Real Decreto de 29 de marzo de 1796, por el cual Carlos IV concedió a las Damas nobles el tratamiento de Excelencia, extensivo a los maridos, y el Real Decreto de 25 de octubre de 1800, por el que se previno que en adelante el único ministro de la Orden fuese el de la de Carlos III.


Anverso y reverso de la venera de la Real Orden de Damas de la Reina María Luisa.

Con Isabel II se reúne, las funciones de jefe y cabeza de la Orden, sólo innovó en lo relativo al cambio de la fórmula de investidura, en el pago de derechos por el ingreso así como un mayor intervencionismo del gobierno, al tener que pasar por el Consejo de Ministros las propuesta de concesión, antes de ser corroboradas definitivamente por la reina.

Tras el paréntesis del Gobierno Provisional, Amadeo I de Sabogy y la Primera República, la Orden resurgió de su postración con la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII. Este monarca, por Real Decreto de 28 de noviembre de 1878, dejó su impronta sobre la Orden al establecer que las Damas nobles pudieran usar sobre el lado izquierdo del pecho, la cruz de la Orden pendiente de un lazo de cinta igual a la Banda, siempre que el acto no requiera por su importancia el uso de la banda, más solemne.

EL SIGLO XX

Desde entonces, la Orden además de a las señoras de la alta nobleza, tanto española como extranjera, y miembros femeninos de las distintas casas reales, se otorgaron a mujeres vinculadas al campo del saber, las letras y la cultura.

La Segunda República abolió todas las distinciones excepto la Orden de Isabel la Católica, que perduró para mantener la reciprocidad en el intercambio de condecoraciones con los gobiernos extranjeros, y creó la Orden de la República.

Alfonso XIII, incluso en su exilio de Roma, y su heredero y jefe de casa real a partir de 1941 Don Juan, conde de Barcelona, otorgaron algunas bandas de María Luisa a miembros de su familia. Este caso se dio en 1962 a favor de Doña Sofía de Grecia, tal y como recoge el Sr. Cevallos en su libro sobre la Orden, al tiempo de convertirse en Princesa de Asturias por su matrimonio con quien luego sería el Rey Don Juan Carlos


S.M. la Reina Doña Sofía de Grecia en dos fotografía oficiales de 1976 llevando el lazo de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa (Fotos Juan Geynes).

S.M. Don Juan Carlos I es el actual jefe de esta Orden, tras la renuncia formalizada en sus derechos por su padre Don Juan en 1977 y la encabeza, Su Majestad la Reina Doña Sofía.

La Orden conserva una única categoría: la de Dama noble, los tratamientos, insignias así como el número de plazas establecidas en los estatutos primigenios de 1794. Las actuales concesionarias de esta Orden que permanecen con vida son:

- S.A.R. la infanta Alicia, duquesa viuda de Calabria (princesa de Parma).
- S.A.R. la infanta Pilar, duquesa de Badajoz.
- S.A.R. la infanta Margarita, duquesa de Soria y Hernani.
- S.M. la reina Doña Sofía (princesa de Grecia y Dinamarca).


BIBLIOGRAFÍA:
• Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de. La Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa. Madrid: Palafox & Pezuela, 1992.
• Prieto Barrios, Antonio: http://www.coleccionesmilitares.com.
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