Croquis geográfico de Corinto y su entorno.
La tradición popular se jactaba de que la ciudad había sido fundada por Corinto, hijo de Zeus, y que de él había tomado el nombre. Sin embargo, Eumelo, rapsoda local que vivió en el siglo VIII a. C. afirmaba que fue Efyra, la hija de Océano, quien se estableció al principio en este país y le dio su nombre. También Homero en la “Ilíada” se refería, en alguna casión, a Corinto como Éfyra.
Probablemente, cuando el primitivo dios del mar fue relegado por los olímpicos, Éfyra abandonó el territorio y Pausanias, geógrafo e historiador griego, nos habla, en el Libro II de su obra “Descripción de Grecia”, de un mito relativo a Corinto según el cual Poseidón y Helios pugnaban por la posesión del istmo y de las tierras adyacentes. El Hecatónquiro Briareo, gigante de cincuenta cabezas y cien brazos hijo de Gea y Urano, actuó como juez en el pleito sentenciando que el brazo de tierra fuera propiedad del nuevo dios del mar y que la acrópolis, promontorio sobre la ciudad, le correspondiera a la deidad solar.
Ruinas de la acrópolis de Corinto.
Ambas divinidades debieron llegar a un acuerdo y solventaron su rivalidad entregando la cercana Sición a Aloeo, hijo de Poseidón y Éfyra a Eetes, hijo de Helios. Cuando Eetes abandonó el reino para marcharse a la Cólquida, el gobierno pasó a la estirpe de Poseidón a través de Epopeo, su hijo Maratón y, a la muerte de éste, a Corinto que cambió el nombre a la ciudad.
Como no tuvo hijos, los corintios buscaron en Yolco a Medea para ofrecerle el reino como hija del antiguo monarca Eetes. La hechicera aceptó ocupando el trono y antes de marcharse de la ciudad en busca de Jasón que la había abandonado, nombró rey a Sísifo.
Éste fue testigo del secuestro de la ninfa Egina por Zeus y cuando el dios-río Asopo buscaba a su hija, el rey de Corinto le exigió la entrega de un manantial en la acrópolis que pudiera abastecer de agua a la ciudad si deseaba conocer el nombre del raptor. La divinidad fluvial hizo brotar la fuente Pirene a cambio de la información.
Fuente Pirene. Corinto.
Por haber delatado a Zeus, Sísifo fue condenado en el inframundo a subir una pesada roca hasta la cima de una montaña, desde donde se deslizaba hasta el pie, obligándolo a iniciar una nueva ascensión y a repetir el ciclo durante toda la eternidad.
“Sísifo”, por Tiziano, 1548 Museo del Prado Madrid.
Sísifo tuvo varios hijos, entre ellos a Glauco padre de Belerefonte, personaje que alcanzó gran notoriedad por vencer a Quimera.
La leyenda habla de que Belerofonte mató accidentalmente a un hermano y tras ello abandonó su ciudad dirigiéndose a Tirinto para purificarse en la corte del rey Preto. El monarca lo acogió como huésped y lo purificó.
La esposa de Preto se enamoró del visitante haciéndole proposiciones deshonestas que Belerofonte rechazó y Estenebea, ofendida, lo acusó ante su marido de intentar seducirla. El rey la creyó, pero no queriendo faltar a las leyes de la hospitalidad como sucedería si lo mataba directamente, encargó al muchacho llevar una carta lacrada al rey Yóbates de Licia, padre de Estenebea. En la misiva pedía a su suegro que diera muerte al portador de la misma.
Ignorando la trama, el joven llegó a Licia, donde Yóbates lo recibió afectuosamente y con grandes muestras de hospitalidad. Al cabo de nueve días de celebraciones, el rey abrió la carta que le entregara su huésped y, para cumplir el encargo, pidió a Belerofonte que matara a Quimera con la esperanza de que la fiera acabara con él. Se trataba de una criatura monstruosa hija de Tifón y Equidna que tenía cabeza de cabra por cuyas fauces exhalaba fuego, cuerpo de león y cola de dragón y asolaba los fértiles campos devorando el ganado.
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Antes de emprender la difícil tarea, el corintio consultó al adivino Poliido y éste le aconsejó capturar al caballo alado Pegaso. Belerofonte encontró al fabuloso animal en la fuente Pirene, en la acrópolis de Corinto, donde la diosa Atenea le entregó una brida de oro para domarlo.
Pegaso de Bermini, en la Piazza Barberini, Roma.
Una vez preparado, montó a Pegaso, localizó a Quimera y volando sobre el monstruo le disparó flechas consiguiendo herirlo, pero no de gravedad. En un momento del combate introdujo su lanza en las fauces de la bestia, cuyo aliento de fuego derritió la punta del arma y el plomo hirviente se deslizó por la garganta abrasando los órganos vitales y acabando con su vida.
Tras esto, Belerofonte contrajo nupcias con la hija del rey de Licia.
Durante los siglos VIII y VII a. C., bajo el gobierno de los Báquídas, clan dorio descendiente de Heracles, Corinto experimentó un período de expansión socioeconómico y cultural alcanzado elevados niveles de poder y riqueza gracias al comercio y a la industria cerámica. Estableció colonias en Córcira y Siracusa.
Por el episodio de Belerofonte y la Quimera, los corintios rendían homenaje al caballo alado y la mayoría de las monedas que emitieron mostraban en el anverso la figura de Pegaso y eran conocidas popularmente como “poloi” (potros). El modelo del reverso era más variado apareciendo otros personajes del mito como es el caso de Atenea, Quimera, Pirene.
Las más antiguas mostraban un cuadrado incuso con diversos motivos.
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Estátera emitida entre 555-515 a. C.
Anverso: Pegaso volando y la arcaica letra Qoppa debajo
Reverso: Esvástica en cuadrado incuso dividido en cuatro cuarteles.
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Óbolo batido entre 550-500 a. C.
Anverso: Pegaso volando y la arcaica letra Qoppa debajo
Reverso: Cuadrado incuso dividido diagonalmente
Más tarde figuraron las cabezas de Afrodita y Atenea, ésta ataviada con casco corintio.
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Dracma batido en el siglo IV a. C.
Anverso: Pegaso volando. La antigua letra griega Qoppa debajo.
Reverso: Cabeza de Afrodita con el pelo recogido en sacos.http://wildwinds.com/coins/greece/corinth/Ravel_XIV_892-893_var.jpg
Estátera acuñada entre 400-375 a. C.
Anverso: Pegaso embridado con el ala curvada y la arcaica Qoppa debajo.
Reverso: Cabeza de Atenea con casco corintio y protector de cuello. Un delfín en la parte superior izquierda y una rosa tras el cuello.
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Estátera emitida hacia 350 a. C.
Anverso: Pegaso volando y la arcaica letra Qoppa debajo.
Reverso: Cabeza de Atenea con casco corintio. Una A bajo la barbilla, L abajo en el centro y la máscara del sátiro Sileno detrás.
También fue utilizada en el diseño la ninfa Pirene.
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Dracma emitido entre 345-307 a. C.
Anverso: Pegaso volando.
Reverso: Cabeza de una ninfa, posiblemente Pirene. Estrella a la izquierda y monograma a la derecha.
Otro motivo fue el enfrentamiento entre Belerofonte y Quimera.
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Trihemidracma batido entre los siglos IV y III a. C.
Anverso: Belerofonte cabalgando sobre Pegaso.
Reverso: Quimera. Monograma, cascabel y L bajo la línea de exergo.
Los dibujos que aparecen en las monedas de menor valor son variados.
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Óbolo del siglo IV a. C.
Anverso: Pegaso volando. Qoppa debajo.
Reverso: Tridente. I a la izquierdahttp://wildwinds.com/coins/greece/corinth/SNGCop_164.jpg
Bronce batido entre 248-243 a. C.
Anverso: Cabeza laureada de Apolo.
Reverso: Zeus avanzando, sosteniendo el rayo y el cetro. Una antorcha detrás.http://wildwinds.com/coins/greece/corinth/SNGCop_190v.jpg
Bronce batido entre 223-196 a. C.
Anverso: Cabeza coronada de Heracles
Reverso: Parte delantera de Pegaso. El monograma HP y la arcaica letra Qoppa debajo.
En la ciudad vecina de Sición, lugar en el que según Hesiodo se bifurcaron los senderos de las vidas de los dioses y humanos, también utilizaron la figura de Quimera como dibujo en el anverso de sus monedas.
coins/greece/sikyon/BMC_002.txt
Estátera batida entre 400 – 330 a. C.
Anverso Quimera caminando hacia la izquierda. Corona arriba y SE debajo.
Reverso: Paloma volando rodeada de una guirnalda. A, detrás de a cola.
Bibliografía:
“Descripción de Grecia”. Pausanias. Editorial Gredos.
“La Ilíada”. Homero. Ediciones Petronio S. A.
Próxima entrega: Orcómeno
José A. Jiménez Peris