Las encuestas, como ya viene siendo habitual (proceso de Paz en Colombia, Bréxit en Reino Unido, etc.) no han dado una, pues llevaban más de un mes “augurando” la victoria de Hillary Clinton, la candidata demócrata.
Hasta hace unos pocos días, casi hasta el momento de abrirse los colegios electorales en todo Estados Unidos, esas encuestas seguían señalando a la que fue primera dama con Bill como futura presidenta.
Quienes me conocen saben que desde hace días yo señalaba todo lo contrario: ganará Trump. Sobre todo cuando Petrus Nono (antes conocido como Pedro Sánchez, ex todo del PSOE) anunció a bombo y platillo que se bajaba del coche de las andaduras territoriales hispánicas para volar hasta Washington con el fin de apoyar la candidatura de Hillary. Desde ese mismo instante, supe con certeza que la Clinton perdería las elecciones. Y es que un gafe y un perdedor nato lo es per secula seculorum.
Al margen de lo bueno, regular o malo que acontezca en un futuro con el 45 presidente en la Casa Blanca, no cabe duda que estaremos condenados a verle retratado para los devenires en la serie de dólares presidenciales que acuña la US Mint en el programa que inició en 2007 con la figura del primer presidente de Estados Unidos, George Washington, que en estos momentos ya va por la moneda número 40 representando a Ronald Reagan.
Hasta que le llegue el turno a Donal Trump, quedan por aparecer el próximo año las monedas presidenciales de 1 dólar dedicadas a George H. W. Bush (padre), Bill Clinton, George W. Bush (hijo) y Barak Obama.
Hillary, o “la Clinton” como la llaman los tuercebotas de algunas cadenas televisivas, se verá también retratada en una moneda de la US Mint, pero en ese caso en la serie paralela dedicada a “Primeras damas”, ya que ocupó ese cargo oficial entre 1993 y 2001, hasta que una tal Lewinsky se metió por medio, más bien por abajo.
Pues todos contentos, el ganador republicano tendrá su moneda y la perdedora demócrata también. El gafe, nada. Ni como constante perdedor.