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La primera moneda acu�ada para el Nuevo Mundo

La primera moneda acuñada para el Nuevo Mundo

Por Pedro Dami�n Cano Borrego

En este a�o en el que se ha celebrado el Quinto Centenario del fallecimiento de Fernando el Cat�lico, no est� de menos recordar que fue este monarca quien dispuso la emisi�n de la primera moneda espec�ficamente acu�ada para su circulaci�n en los reci�n descubiertos territorios de las Indias.

El sistema monetario de Castilla fue trasvasado a las Indias, con la aspiraci�n, tanto de la monarqu�a como de los comerciantes, de que las acu�aciones de ambos lados del Atl�ntico circulasen sin cortapisas. Seg�n Beltr�n, Crist�bal Col�n recibi� en fecha 1497, de vuelta a las Indias, la orden de llevar consigo el instrumental y los t�cnicos necesarios, incluso monedero, para emitir all� excelentes de la granada. En el per�odo inicial se acus� notablemente la escasez de numerario, que se intent� suplir con el env�o de monedas de la ceca de Sevilla, lo cual devino a todas luces insuficiente, al dilatarse enormemente la zona de soberan�a, y llev� a la acu�aci�n de discos met�licos en territorio indiano.

En 1503 se orden� que el oro procedente de las Indias se acu�ase tan pronto como llegase a Sevilla. Moya afirma que esta orden caus� revuelo entre los mercaderes de Sevilla, dado que la cantidad de oro que llegaba de la Espa�ola en estos a�os era tan grande que los comerciantes tem�an que la ceca sevillana no tuviese tiempo de batir su propio oro. Finalmente, en enero del a�o siguiente el rey dispuso que se acu�ase en la ceca hispalense un tercio del oro de la Corona, y que el resto se enviase a las Casas de Moneda de Toledo y Granada.

Ese mismo a�o, en una Real C�dula de 29 de marzo de 1503 de los Reyes Cat�licos dirigida al gobernador de la Espa�ola, aparece por primera vez el nombre de peso, una moneda que se comenz� a acu�ar seg�n V�zquez Pando por necesidad, sin que mediase orden de los monarcas. Este autor cita una carta relaci�n de la Justicia y Regimiento de la Rica Villa de la Vera Cruz a los monarcas de 10 de julio de 1519, en la que cita varias veces el nombre de peso, por lo que este autor afirma que su uso debi� de estar lo suficientemente difundido a comienzos del siglo XVI como para encontrarlo en la documentaci�n oficial.

Un real. Lote 285. Subasta �ureo & Calic� 264, 11 de diciembre de 2014.

La primera acu�aci�n espec�ficamente destinada al Nuevo Mundo est� fechada en 1504, fue realizada en la ceca de Sevilla y es una moneda de cuatro maraved�es de cobre. Junto a la misma, Fernando el Cat�lico hizo fabricar moneda de oro y plata para La Espa�ola, interviniendo en estas operaciones la Casa de Contrataci�n. La orden para esta emisi�n est� firmada en Toro el 15 de abril de 1505, y mandaba:

Que se labre un cuento de moneda, medio de plata y medio de vell�n. En la plata ser� el valor del real 44 maraved�es, medio real 22 maraved�es y el cuartico 11. El vell�n se haga de piezas de a cuatro maraved�es, de a dos i de a uno: L�brese en los cu�os acostumbrados, e de cada pieza as� de plata como del vell�n, p�ngase una F para diferenciarla de la otra.

En esta �poca se emitieron varias �rdenes dirigidas a la Casa de Contrataci�n y a la ceca hispalense para apremiar a sus oficiales para la pronta acu�aci�n de moneda con destino a las Indias. Entre ellas encontramos la Real C�dula de 16 de noviembre de 1505, dirigida a la Casa de Contrataci�n de Sevilla, ordenando que una vez enviado el cuento de moneda que se hab�a autorizado se labrar un cuento m�s.

Cuatro maraved�es. Lote 3262. Subasta �ureo & Calic� 282, 19 de octubre de 2016.

Mateu y Llopis describ�a siete ejemplares con la leyenda KAROLUS QUINTUS INDIARUM REX en anverso con castillo, le�n y la misma leyenda en reverso, con una orla de seis arcos en los cuartos y sin orla en los ochavos, y las siglas S.P. de Santo Domingo del Puerto, aparecidos en un lote encontrado en Andaluc�a.

La primera remesa de esta moneda lleg� a Santo Domingo en 1506. Con ello, y a cambio de entregar oro, los nuevos habitantes de La Espa�ola recib�an numerario menudo para sus transacciones. Se seguir�n acu�ando hasta 1535, normalmente en la ceca de Sevilla, aunque espor�dicamente tambi�n se batiese moneda para este fin en Burgos. Los env�os que escalonadamente se realizaron desde 1506 hasta 1531 fueron insuficientes para mantener una econom�a de base monetaria, pero mantuvieron entre sus nuevos pobladores la memoria de la moneda castellana.

Cuatro maraved�es. Lote 1013. Jes�s Vico, S.A. Subasta 131, 9 de octubre de 2012.

Cipolla citaba que poco despu�s de la primera remesa Nicol�s de Ovando decidi� remitir a las Indias dos millones de maraved�es acu�ados en las cecas espa�olas, para lo que se adquiri� a mercaderes genoveses 283 quintales de plata en testones y casi la misma cantidad de cobre, cuya fabricaci�n a�n no hab�a concluido en 1511. Beltr�n Mart�nez recog�a que tras la muerte de la reina Isabel se a�adieron a los tipos ordinarios de la plata y el vell�n una F, la inicial de Fernando, y Beltr�n Villagrasa que se mandaron labrar monedas de a cuatro, dos y un maraved� con una F adicional, y cuyos valores fueron aumentados en sus tercios, al ser acu�ados en vell�n pobre y ser sus tallas de 32, 64 y 128 piezas el marco en vez de las 24, 48 y 96 correspondientes.

Esta pr�ctica se desvel� desde muy pronto insuficiente para nutrir de numerario a �reas cada vez m�s extensas, debido a los r�pidos progresos en la colonizaci�n que se produjeron tras el comienzo de la penetraci�n en los territorios continentales. Por ello la alternativa que acab� adopt�ndose fue la labra de moneda en las Indias, pese a los recelos de la Corona, que tem�an que en las cecas ultramarinas se reprodujesen los problemas que hab�an aquejado a la moneda castellana en la Baja Edad Media.

Ya desde 1493 los Cabildos indianos presionaron a los soberanos para crear Casas de Moneda en las Indias. El mayor obst�culo fue la falta de personal especializado, dado que aquellos que cruzaban el Oc�ano prefer�an dedicarse a la plater�a, actividad mucho m�s lucrativa, que a batir moneda. La Corona adem�s desconfiar� de las licencias a particulares, dado el p�simo resultado que esta pr�ctica hab�a dado en las emisiones bajo medievales castellanas. Esto supuso, como afirmaba C�spedes del Castillo, que gran parte de las transacciones se hiciesen a cr�dito, compensando deudas y liquidando los saldos con oro y plata al peso, sin amonedar.

Ocho reales. Lote 1199. Subasta �ureo & Calic� 282, 19 de octubre de 2016.

La escasez de numerario, que debi� ser importado como hemos visto desde la Pen�nsula en la primera mitad del siglo XVI, hizo que los reales de plata que llegaban a territorio indiano desapareciesen r�pidamente de la circulaci�n, al ser atesorados por las clases pudientes, o retornaran como pago de las transacciones comerciales. El real acu�ado ten�a una valoraci�n en las Indias superior a la de la Pen�nsula en un 30%, dado que val�a 44 maraved�es en vez de 34. La existencia de este premio, que se correspond�a con los gastos de transporte, fue uno de los motivos, junto con la desconfianza de la monarqu�a por las causas antedichas, del retraso en el establecimiento ultramarino de Casas de Moneda.

Seg�n Carson, se encuentran numerosas quejas por esta sobrevaloraci�n en Santo Domingo, incluso tras el periodo en el que Antonio de Mendoza, gobernador de Nueva Espa�a, introdujo una producci�n regular de plata. Citando a Herrera, recog�a que antes de 1510 no se encontraba moneda de oro circulando en Santo Domingo, pero que se encontraban castellanos y ducados falsos.

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