Una vez más, gracias a la amabilidad de un amigo, he tenido la oportunidad de examinar una colección de fotografías de época, procedentes del archivo de la casa impresora Bradbury, Wilkinson y Cía., con imágenes de bocetos y pruebas de artista, adoptadas o no, realizadas para billetes del Banco de España y que, con autorización de su propietario, estimo muy interesante darlas a conocer, ya que permiten ver como se ha llegado al modelo adoptado, cuáles han sido desechadas, cuando se han realizado, la evolución de estilos y otra serie de detalles históricos francamente interesantes.
Antes de comenzar a comentarlas quiero hacer unas consideraciones para aclarar la importancia que se le da a este tipo de fotos en el coleccionismo mundial, ya que las pocas veces que se ha visto alguna en España, ha sido infravalorada, cuando no menospreciada, hasta por coleccionistas muy experimentados.
He revisado una subasta de 2015, de billetes mundiales, de una importante casa europea. En diferentes lotes se ofertaban 64 ejemplares de este tipo, de 14 países diferentes y, únicamente, quedaron sin adjudicar 3 ejemplares.
Aunque no me gusta hablar de cuestiones económicas en mis artículos, haré en este caso una excepción, ya que desde que los fenicios descubrieron el comercio, los coleccionistas sabemos que la importancia de los ejemplares se mide por su precio en el mercado. En la anterior subasta, el precio medio por ejemplar se movió alrededor de los 240 €, con un mínimo de 39 €, para un ejemplar de Bolivia, y un máximo de 1.125 € para uno de Jordania.
Estas fotografías reflejan las pruebas a su tamaño real y se encuentran presentadas sobre una base de cartón, las hojas de los libros del archivo de Bradbury, sobre las cuales, en ocasiones, se incluye la fecha de ejecución, los colores previstos y, en algún caso, su autor; las no fechadas sobre el cartón damos por supuesto que se confeccionaron, aproximadamente, en la que figura como fecha de emisión del billete.
Comenzamos la exposición con unas pruebas de 1902.
A finales del siglo XIX el BdE tuvo serios problemas con la circulación de sus billetes, billetes que se fabricaban en los talleres del Banco. Los problemas surgieron por la obsolescencia de su maquinaria, incapaz de producir la suficiente cantidad de billetes que se demandaban, agravados por la abundancia de falsificaciones que obligaban a la renovación continua de emisiones.
Las publicaciones actuales del Banco se refieren a las medidas tomadas, contratación de nueva dirección técnica, estudios de instalaciones extranjeras, propuestas de nuevas instalaciones, nuevas emisiones etc., pero no hacen referencia, antes de Junio de 1906, a que se pensase encargar la fabricación de billetes a otras entidades.
A la vista de las fotografías de estas pruebas, fechadas en Noviembre de 1902, más las que conocemos de la American Banknote de Febrero de 1903, subastadas por Áureo, estimamos que el Consejo del Banco debió comprender que las modificaciones en las instalaciones y la nueva organización no iban a solucionar los problemas, por lo que debieron contactar con estas dos entidades, al menos, 4 años antes de lo que indican las publicaciones del BdE.

Estas propuestas de billetes no se llegaron a adoptar. Vemos que Bradbury intentó cumplir, mínimamente, la exigencia que se había autoimpuesto el Banco al estudiar las nuevas medidas, de que los billetes llevasen simbología específica española, ya que ambos ejemplares llevan el escudo real de España y las iniciales del BdE enlazadas, además de, como es lógico, las leyendas.

Las figuras son del repertorio clásico de Bradbury, con alegorías del Comercio y la Industria en el anverso de la primera prueba. En la segunda de las pruebas nos llama la atención la alegoría, tan poco habitual, de la Industria, al estar representada por un varón, alegoría que no recordamos haber visto en billetes de este fabricante para otros bancos, y que va acompañada por el cuerno de la abundancia y de un león, como símbolo de la nación y del poder, curiosamente, nos parece que propone unas posibles matrices, conforme al uso tradicional del Banco.El reverso que se adjunta, con una alegoría de la Música, indudablemente es de bella factura pero, personalmente, opino que no es muy propio para un banco central al ser muy poco representativo del país.

Hay que destacar la complejidad de los fondos litográficos previstos, importantísimos para evitar falsificaciones, especialmente en billetes carentes de marca al agua, y que hubieran sido muy novedososya que los billetes procedentes de los talleres del Banco eran, prácticamente, monocromos y sin dibujos en los fondos.
Sabemos que el BdE intentó solucionar sus problemas de circulante con varias emisiones efectuadas en sus talleres, 100 pta de 1903, fogonero, 500 pta., Mercurio y 50 pta., Echegaray, cuyos billetes fueron rápidamente falsificados, por lo que otros dos proyectos fueron cancelados, la emisión de 25 pta., cariátides,que aunque impresa no fue puesta en circulación, y un “fogonero”, regrabado, que no pasó más allá de las pruebas de la plancha del grabador.
Damos por supuesto que con esta lamentable situación, no se habrían interrumpido los contactos con Bradbury ya que tenemos pruebas fechadas en Enero de 1905.
De este periodo conocemos bastantes pruebas, quizás pura coincidencia o, quizás, que se hicieron mayor número de bocetos para adaptarse a las exigencias del cliente.
Estas pruebas debieron efectuarse con gran urgencia ya que sus diseños muestran motivos del repertorio gráfico de la casa sin que se reflejen en ellas una referencia a España, algo que el Consejo del Banco deseaba para sus billetes. Hay que recordar que estas grandes impresoras poseían un gran remanente de planchas grabadas, moletas, con personajes alegóricos, históricos, orlas, rosetas, etc. de forma que, ante la demanda urgente de un cliente, en poquísimo tiempo podían imprimirles una amplia tirada.
No creo que haya muchas dudas para no pensar que estas pruebas se hicieron deprisa y corriendo. El 500 pta. me atrevería a decir que es el proyecto de un mal aprendiz pues es un auténtico corta y pega, impropio de esta casa y el reverso, que se correspondía con este anverso, es una representación de un Apolo con cítara, que no es más que un diseño de repertorio.

Las pruebas del 50 pta. y el de 100 adolecen del mismo problema que ya hemos comentado repetidamente: Son proyectos que no tienen, a parte de las leyendas, ningún elemento que permita su identificación con el Banco de España, es más, en el caso del reverso del 100 pta., y aunque no lo distinguimos con claridad, su temática parece representar una escena de las guerras napoleónicas, lo que no nos parece lo más indicado para un billete español. Por otra parte, no llegamos a distinguir lo que sería la impresión calcográfica y los fondos tipográficos pero en cualquier caso nos parece un trabajo demasiado barroco. Desconocemos si se llegaron a presentar al Banco pero, en ese caso, no nos extraña que fueran rechazadas.

La siguiente prueba, fechada en Mayo, se acerca a lo que sería el modelo definitivo: una alegoría femenina con el caduceo, un querube con guirnalda y unos fondos litográficos radiales. Ahora bien, si la pretensión del autor era incluir un motivo que relacionase el billete con España, no creo que se pudiese buscar algo más tópico, lo que unido a la composición creada con el niño con su guirnalda, que parece citar al animal, nos parece el conjunto más inadecuado. Señalar que hay una segunda prueba con una composición similar. La prueba de reverso, nos parece muy pobre ya que, en definitiva, son unas labores de torno, sin valor artístico, ni simbólico.
Nos llama la atención los círculos vacíos de ambas pruebas, que parecen diseñados como la reserva de la marca al agua, cuando ni en las pruebas anteriores ni en las posteriores, al igual que en los billetes definitivos, no se contempló esta posibilidad. Por otra parte, el tamaño nos parece desmesurado, sea cual sea su fin, pues deja el punto central del billete, el visualmente más importante, sin contenido.

Las últimas pruebas que conocemos, con fecha de Mayo 1905, corresponde a un modelo cuya composición se asemeja, notablemente, a la de los que iban a ser los modelos adoptados.
La prueba de reverso presenta la impresión calcográfica que finalmente será adoptada, escudo de la Casa de Borbón entre las columnas de Hércules y orlas con las cifras del valor; faltan los fondos litográficos previstos y la colocación de las numeraciones pero es ya el modelo que va a ser aceptado.
El anverso muestra la composición de lo que será el billete adoptado. Orlas, leyendas y la alegoría izquierda, la poesía, ya son las definitivas; los fondos están parcialmente definidos, aunque sufrirán algunas modificaciones, y la numeración también será recolocada. La gran diferencia, respecto al billete aprobado, es la alegoría derecha, aquí representa por una Victoriaen pie con el escudo Borbón. En el billete definitivo esta alegoría será sustituida por la de la música, también sentada, con lo cual la composición quedará más equilibrada tanto desde el punto de vista conceptual, poesía y música, como artístico, al tener las dos figuras dimensiones y actitudes muy semejantes.
