Lote 87. Sub 84. Felipe III. 8 Reales. Ag. 1618. Segovia. A superada de cruz. Acueducto de 5 arcos y 2 alturas. A/Leones con la lengua fuera. R/5 flores de lis en el escudo. 27,39 gr. Lig. final de riel y exceso de plata. EBC-/MBC+.
Hall, en Tirol.
Hall es una poblaci�n austriaca de unos 13000 habitantes, a unos 10 km al este de Innsbruck, capital del Tirol. Su econom�a se ha basado en tres aspectos b�sicos: la producci�n de sal, el control de la navegaci�n fluvial, en el r�o Eno, y la Casa de Moneda, ceca de Hall.
El centro de la ciudad es un buen ejemplo de la planificaci�n y desarrollo urbano medieval. Con edificios del g�tico tard�o, tanto civiles como religiosos, y circundados por una muralla, cuyos vestigios a�n podemos ver en el norte de la ciudad, es una ciudad que adem�s presenta una divisi�n topogr�fica. Hall alta, y Hall baja, cada una con una torre de defensa.
Es mencionada en registros hist�ricos por primera vez en 1232. Ya en 1256 es destacada por la producci�n de sal en las minas del valle Halltal. Debido a la importancia de este producto en la �poca, esta ciudad obtuvo el derecho de celebrar un mercado, as� como calidad de municipio. En 1300 se construy� el puente sobre el r�o Inn, y poco despu�s se permiti� a los habitantes cobrar unas tasas por el paso por ese puente.
Mediante unas dragas especiales se retiraron maderas del r�o, y se usaron para evaporar el agua en las soluciones salinas para extraer la sal.
La posici�n prevalente de la ciudad fue consolidandose. Por ejemplo, era preceptivo que todos los productos que pasaran por el r�o inn fueran vendidos en el mercado de Hall, por lo que los impuestos y tasas quedaban en la ciudad.
En 1447 un gran incendio destruy� la parte de arriba de Hall, y en 1670 un importante terremoto provoc� grandes da�o en el centro de la ciudad. Sin embargo durante los siglo 15 y 16 fue una de las m�s importantes poblaciones del imperio de los Habsburgo.
Actualmente, en la ciudad se conserva una muralla interior, que protege el centro, que sigue con la divisi�n de la zona alta y la zona baja. Conserva asimismo elementos arquitect�nicos rese�ables del rom�nico, g�tico, barroco, y moderno, y aunque ha perdido poder ec�nomico sigue siendo un lugar para visitar, en el que aprenderemos mucho sobre la historia europea, y sobre las monedas.
Ceca de Hall, en el castillo de Hasegg
En 1477 el archiduque Sigmund de Tirol ordena el traslado de la ceca de Meran a Hall. Uno de los motivos de este traslado radic� en la protecci�n que ofrec�a la muralla de la ciudad de Hall a las construcciones que hab�a en su interior. Hall es en aquel entonces un cruce de caminos. Adem�s la cercan�a de las minas de plata de Schwaz termina de inclinar la balanza de la decisi�n del traslado.
En 1486 se produce la acu�aci�n de una moneda gruesa de plata con m�dulo de 40 mm. y peso de 35 gramos; se puede considerar el primer thaler (una de las acepciones de esta palabra es �valle�); en 1519 el conde de Schlick acu�� en Bohemia piezas semejantes que se llamaron joachimsthaler, por su lugar de origen -Valle de San Joaqu�n-, nombre que luego se abrevi� en thaler).
En el siglo XVI se introdujeron avances tecn�logicos de importancia en la manera de acu�ar monedas.
La tecnolog�a alemana transforma el antiguo procedimiento de la acu�aci�n a martillo, en uso desde que se invent� la moneda cerca del a�o 700 a.c., en un proceso mecanizado mediante el empleo de ingenios de laminaci�n impulsados por grandes ruedas hidr�ulicas.
Con ayuda del nuevo ingenio construido en Hall, a partir de 1571 se acu�aron grandes cantidades de plata en la ceca de Hall. Durante 180 a�os estuvo en funcionamiento la acu�aci�n a rodillo, hasta la �poca de la emperatriz Mar�a Teresa en el siglo XVIII. Fue entonces, en 1750, cuando se adopt� la acu�aci�n a volante.
La historia de la casa de la Moneda de Hall termin� en 1809, en la �poca de las guerras napole�nicas, cuando en los a�os de la ocupaci�n del Tirol por parte de tropas b�varas, aliadas de los franceses, durante la lucha de los Tiroleses, liderados por Andreas Hofer, se cerr� la Casa de la Moneda de Hall. El castillo de Hasegg entonces se convirti� en un edificio que no ten�a nada que ver con su pasado, y solo a partir de 1975 empez� el proceso de recuperaci�n.
Importancia de la ceca de Hall
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Una vez que se hab�a comprobado la mejora industrial en la producci�n de monedas con la aplicaci�n del ingenio en la ceca de Hall, la tecnolog�a se fue expandiendo en los dominios de los Habsburgo. Exisit�an reticencias entre los artesanos que segu�an elaborando monedas a martillo, ya que tem�an perder sus trabajos, o sus ingresos.
Pero el avance tecnol�gico se hab�a vuelto imparable. En 1567 se instalaron los trenes de laminaci�n, y los rodillos hidr�ulicos en el castillo de Hasegg.
La nueva tecnolog�a era capaz de producir 10 veces m�s r�pido y con la mitad de plantilla, con una calidad mejor, y con una repetibilidad considerable en piezas del mismo m�dulo.
Se convirti� no s�lo en un elemento de producci�n, sino tambi�n en una peque�a revoluci�n industrial. Era una incipiente fabricaci�n en serie, que a la larga fue exportada a otros pa�ses, no s�lo a trav�s de las monedas acu�adas, sino a trav�s de la exportaci�n de la propia tecnolog�a.
Ceca de Segovia
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S�mbolo de ceca de Segovia |
Este proceso llega r�pidamente a Espa�a gracias a la Casa de los Austrias. Hacia finales de 1580, Felipe II culmina una serie de negociaciones sobre artiller�a y maniobras de tropas con su primo, el Archiduque Fernando de Tirol, que en agradecimiento le regala varios de estos aparatos que se iban fabricando para este prop�sito en la Casa de Moneda de Hall, cerca de Innsbruck. En febrero de 1582 le env�a los t�cnicos necesarios para preparar su implantaci�n en Espa�a.
En principio, se pensaba ubicar los ingenios en Sevilla donde llegaba el metal americano y parece que tambi�n se consideraron otros sitios: Lisboa, Toledo y Madrid. Pero en mayo de 1583, por deseos particulares de Felipe II, se elige un antiguo molino de papel y harina sobre el r�o Eresma en Segovia como el emplazamiento.
La flamante maquinaria llega a Segovia el 1 de junio de 1585 y en cuatro semanas ya se hab�a acu�ado la primera prueba. En marzo de 1586 el Ingenio comienza su producci�n regular, funcionando simult�neamente con la Casa Vieja, pero con absoluta independencia, durante casi un siglo.
Su novedad se deb�a a la gran fuerza que los ingenios aplicaban sobre la tira de metal mientras pasaba entre dos cu�os cil�ndricos, permitiendo la acu�aci�n de monedas m�s circulares, grandes y n�tidas que el golpe de martillo.
La moneda circular del Ingenio fue recibida por su valor facial sin necesidad de pesarla, ya que la gr�fila en sus bordes frustraba las p�caras intenciones de los que cercenaban trozos de oro y plata de las monedas con bordes irregulares acu�adas a golpe de martillo.
Como curiosidad, el Real Ingenio de Segovia funcion� con absoluta independencia del resto de las casas de moneda: era propiedad particular de la Casa Real, construido por Felipe II con su propio dinero y administrado a trav�s de la Junta de Obras y Bosques con reglas y ordenanzas propias, a diferencia de las dem�s casas de moneda que fueron gobernadas por el Consejo de Hacienda.
Con qu� monedas convivieron las acu�adas en Hall
En el siglo XV Espa�a ten�a en circulaci�n una moneda de prestigio, y aceptada por toda la cuenca del Mediterr�neo y Oriente medio. Era el real.
Sin embargo, ante una petici�n del Virrey de Nueva espa�a para que se acu�aran monedas de 8 reales, adem�s de las de �, 1, 2, y 4 reales, que ya circulaban, Carlos I de Espa�a y V de Alemania dio su permiso.
El rey conoc�a el talero alem�n, (en 1486 ya se hab�a acu�ado una moneda de ese tipo en Hall) o sea el equivalente del nuevo real de a ocho. La gran abundancia de plata hizo aconsejable la acu�aci�n de una moneda gruesa, por razones de econom�a de tiempo y dinero, debido a que el procedimiento de acu�ar a martillo era muy lento.
El 6 de junio de 1544, Carlos I env�a a M�xico una Provisi�n sobre el tipo del real de a ocho que hab�a de labrarse.
Esta Provisi�n dec�a: �El cu�o para los reales sencillos e de a dos, e de a quatro e de a ocho, sea de la una parte castillos y leones con la granada, e de la otra parte las dos colunas, estrellas e un retulo que diga PLUS ULTRA, ques la divisa de mi el Rey�.
Esta moneda fue desde un principio muy apreciada por la riqueza de su ley (930,555 mil�simas) y un peso fijo (27,46 gramos), y se utiliz� en la mayor�a de los pa�ses, desde Europa a Am�rica, y de Asia a �frica, para sus transacciones comerciales. Algo m�s adelante, el tipo del real de a ocho vari� con las columnas y los mundos entre ellas (Felipe V), como igualmente cuando se puso en ellos el busto del monarca (Carlos III).
El real de a ocho se hab�a convertido en una moneda de aceptaci�n universal.
Por esas fechas, los Habsburgos, en el Imperio constituido en Europa Central y que abarcaba tambi�n a los Pa�ses Bajos, comenzaron a labrar los thalers, moneda grande de plata, que los holandeses denominaron rijkddaaler. As� como en las Am�ricas, y el imperio espa�ol la moneda de referencia era el real de a 8, en centro europa y sus zonas de influencia ejerc�a ese papel el thaler.
Como curiosidad se acepta que la palabra �d�lar�, unidad monetaria de U.S.A. nace de la alemana thaler, moneda originaria del Tyrol, creada en 1486, en la regi�n de los Alpes, entre Austria e Italia, aunque tambi�n, los norteamericanos utilizaron la palabra �d�lar� para referirse al real de a ocho espa�ol.
Otras piezas de la ceca de Hall presentadas por Numism�tica Lav�n:
Leopoldo. Hall. 1 Thaler. Ag. 1732. Dav-3337 A. 28,20 gr. P�tina de monetario. Bella. EBC/EBC-.
Austria. Hall. 1 Thaler. Ag. 1727. Km-1617/DAV-1053. Carlos VI. Lig. prueba de plata en canto. Preciosa p�tina. EBC-/EBC.
Fuentes: