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Por Javier Rodríguez.

Discrepancias en las marcas de agua debidas a la tolerancia de las máquinas de impresión

Discrepancias en las marcas de agua debidas a la tolerancia de las máquinas de impresión

Billetes del periodo 1939/1978, cuya marca de agua está inserta en un círculo

miércoles 20 de diciembre de 2017, 04:07h

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Se trata de los billetes de los modelos cuya lista mostramos en la tabla siguiente y que ha sido confeccionada en base a la información obtenida en las reseñas bibliográficas que se listan al final del documento con las numeraciones que se indican (i) (ii) (iii) (iv) (v).

La tabla es la siguiente:

Tabla 1: listado de billetes emitidos durante el periodo del Estado Español cuya marca de agua está inserta en un círculo

Acotación de la muestra de estudio y descripción de la problemática

Aunque la práctica de la reserva de estampación en forma de círculo para albergar la marca de agua se introdujo con los billetes de 500 y 1.000 pesetas de la emisión de 01/07/1884, y se mantuvo ya casi de forma ininterrumpida hasta la emisión de 06/02/1976, hemos preferido acotar el campo de estudio a los veinticinco tipos descritos en la tabla 1, ya que al ser más modernos y utilizar unas técnicas y maquinaria más avanzada en su fabricación, se podría pensar que los fenómenos que se van a describir a continuación se habrían superado.

De la simple observación de los billetes, se puede comprobar que la filigrana inserta en los círculos blancos de los billetes, no siempre está situada en el centro del círculo aludido, sino que en la mayor parte de los casos se encuentra desplazada según el eje horizontal- longitudinal del billete, a derecha o izquierda del centro del círculo o bien en el sentido del eje vertical del billete, hacia arriba o por debajo de dicho centro.

Es más, en muchos casos, tales desplazamientos son mixtos, es decir, la filigrana está desplazada según un eje oblicuo; desplazamiento sufrido por la composición de los dos movimientos: el vertical En el sentido del movimiento de avance del pliego y el horizontal, en el sentido perpendicular al anterior.

Dado que las filigranas representadas en los billetes de la época que tratamos son generalmente figuras humanas, los desplazamientos mencionados resultan en la pérdida del cuello de busto del personaje, cuando el desplazamiento es vertical hacia abajo o de parte de la cabeza, cuando lo es en el sentido horizontal izquierdo.

Ilustración 1: resmas de pliegos ya impresos y listos para ser llevados a la etapa de guillotinado.

Este fenómeno se observa en todos los ejemplares de los billetes del periodo considerado, independientemente de su denominación, aunque es más acusado en los faciales menores. De hecho, pueden comprobarse incluso en los billetes de cinco mil pesetas del Rey Carlos III del año 1976 que, fue el último en el que la marca de agua queda insertada dentro de un círculo.

Breve repaso a los procesos de fabricación del papel con marca de agua.

Tras disponer de unos bocetos aprobados por el cliente, y conocidos los datos sobre dimensiones del billete, posición de la marca de agua, número de unidades que se estamparán por pliego, etc., la fábrica de papel acomete la producción de éste, iniciando el proceso por la elaboración del boceto mismo de la marca de agua, siguiendo con el “plano de la resma” y del “plano de la tela del bombo” (vii). Tras lo cual, se diseña el motivo de la marca de agua y se fabrican los troqueles.

Finalizada esa etapa previa, se confecciona la malla o tela formadora del papel para proceder al cosido de los troqueles a la malla soporte, en las posiciones que marcan los planos y montar la tela en el bombo.

De esta forma, cuando el pliego ya terminado de fabricar llega a la etapa de estampillado, la marca de agua ya está inserta en las posiciones que se determinaron en la etapa de diseño del billete.

Ilustración 2: ideograma sencillo para visualizar la estampación de las marcas de agua en la pasta de papel con la que se fabricarán los futuros pliegos.

Etapa de impresión del billete

Otro proceso que se desarrolla paralelamente al de fabricación del papel es el de grabado de las planchas de impresión, las cuales habrán de ser montadas en los dispositivos de impresión de las máquinas y que contienen todos los detalles del anverso y del reverso del futuro billete. Pero lo más importante, y por lo que al presente trabajo nos afecta, contienen el espacio circular liso, la ya aludida reserva de estampación, sin grabación alguna, que albergará la marca de agua. Dicho espacio estará previsto tanto en las planchas de impresión litográfica, como calcográfica.

Ilustración 3: trabajando las planchas para la impresión (calcográfica), dcha., y las planchas en su etapa de reforzamiento mediante inmersión en níquel para aportarle la resistencia necesaria (izqda.)(viii)

La cuestión de las tolerancias de las máquinas de imprimir.

¿A qué llamamos tolerancia?

Los pliegos en blanco son introducidos en las máquinas de imprimir de forma automática y a una velocidad alta y para que la impresión sea perfecta, han de quedar perfectamente alineados tanto en el eje longitudinal de sentido de la marcha, como en el trasversal, de tal forma que la estampación quede centrada y respete los márgenes que en su día se hubieran previsto en el diseño del billete.

Ilustración 4: marca de agua del billete de 100 pesetas de 1974 de D. Manuel de Falla, completamente centrada tanto en el eje vertical como en el horizontal.

Sin embargo, la máquina debe de admitir cierto margen para que el pliego circule sin dificultad y no se arrugue o se ralentice su tránsito al rozar con los márgenes del “carril” (ix). Este margen puede permitir que el pliego quede situado ligeramente de un lado o del otro respecto de la guía de movimiento. Al pequeño margen mencionado se le denomina tolerancia.

Ilustración 5: tránsito de los pliegos impresos dentro de la máquina de impresión.

Ilustración 6: marca de agua del billete de 100 pesetas de 1974 de D. Manuel de Falla, desplazada a la izquierda.

¿En que influye la tolerancia?

Dado que la posición de la marca de agua está fija en cada billete del pliego, si éste no queda perfectamente centrado respecto del eje de movimiento de la máquina impresora, el estampillado de los billetes se habrá desplazado en el sentido trasversal respecto del movimiento del pliego y la marca de agua aparecerá desplazada en sentido inverso al de la estampación. Es decir, si el pliego ha quedado situado hacia la izquierda, la marca de agua aparecerá dentro del círculo como si estuviera desplazada a la derecha y viceversa.

Ilustración 7: marca de agua del billete de 100 pesetas de 1974 de D. Manuel de Falla, desplazada hacia arriba.

Otro tanto, se puede decir del posicionamiento longitudinal. Si por alguna razón, el pliego se posiciona un poco avanzado/retrasado respecto de la posición correcta, la filigrana de la marca de agua se presentará dentro del círculo retrasada/adelantada respecto del centro de aquel.

Todo ello queda claramente definido en las cinco ilustraciones insertadas al respecto, por lo que este asunto no requiere más espacio de explicaciones. Pero sí que es de notar que, siendo algunos desplazamientos realmente importantes, parte de la filigrana puede quedar oculta por la calcografía.

Por otro lado resulta evidente que, adoptando mediciones sobre los cuatro casos extremos, podríamos averiguar el valor de la tolerancia de la máquina que se usó para imprimir los billetes de que se trate.

Por otra parte, intentar cuantificar los porcentajes de billetes imprimidos con sus filigranas perfectamente centradas no hace al caso, pues como ya se anticipó, el carácter de estas particularidades es completamente aleatorio, no obedeciendo a un patrón definido que se repita en intervalos más o menos regulares. Se podría tener un dato concluyente si se dispusiera de la totalidad de los billetes emitidos, lo que no es viable o bien, usando de las facilidades matemáticas obtener proyecciones a partir del estudio de un elevado número de ejemplares, (al menos el 25% de la totalidad de los emitidos) lo que de momento tampoco se puede llevar a cabo.

Un detalle más a destacar. La totalidad de los billetes impresos en un mismo pliego, quedará afectada por el mismo grado y dirección de desplazamiento de las filigranas insertas en los círculos reservados para alojar sus marcas de agua.

Ilustración 8: marca de agua del billete de 100 pesetas de 1974 de D. Manuel de Falla, desplazada a la derecha.

Posibilidades infinitas. Necesidad de acotar el número de casos a los cuatro extremos.

En la realidad, la posición resultante de la filigrana no obedecerá al desplazamiento en uno solo de los dos ejes, sino que será el resultado de la composición de ambos, lo que nos lleva a concluir que el número de casos que se nos pueden presentar, si somos muy escrupulosos, puede ser infinito.

Sería inútil intentar obtener ejemplares de todos los que representaran esta casuística. De hecho, ya es dificultoso conseguirlos de las series más raras de alguno de los tipos de billetes. Pero aún en el caso de que tuviéramos medios económicos suficientes, estaría la cuestión del espacio donde coleccionar tantísimo ejemplar.

De ahí la necesidad de acotar los casos y en este sentido, pensamos que independientemente de la cuestión de la serie, sería suficiente obtener un ejemplar de cada uno de los cuatro casos extremos posibles, por cada tipo de billete. Lo que de todas formas, incrementaría notablemente el número de billetes a conservar en nuestra colección, pues los modelos básicos según la tabla 1 son veinticinco.

Ilustración 9: marca de agua del billete de 100 pesetas de 1974 de D. Manuel de Falla, desplazada hacia abajo.

Discusión sobre su clasificación como error o como variedad.

Las diferentes tonalidades de color que todos los coleccionistas hemos apreciado en los billetes de D. Santiago Rusiñol o del Rey Alfonso X “El Sabio”, son admitidas sin resistencia alguna como objetos coleccionables y dignos de estar presentes en nuestras colecciones, ya que representan alteraciones respecto del modelo original.

Sin embargo, las alteraciones descritas en los apartados anteriores, no se califican del mismo modo. De hecho, cuando he comentado la cuestión con algún amigo, y por lo que concierne al billete de cinco pesetas del Rey Alfonso X “El Sabio” su respuesta ha sido del tipo:

“…pero a esos detalles yo no les doy demasiada importancia, a no ser que en algún ejemplar sean desplazamientos muy notables…”

Sin embargo, es nuestra opinión que tales alteraciones merecen ser tratadas como mínimo, con la misma calificación que las variedades de tonalidad de color, las cuales, se pueden encontrar con facilidad en aquellos tipos de billetes comprendidos en los que estudiamos y que llegan a nuestras manos porque en su día los encargados de controlar que las características de las tintas de impresión se mantuvieran constantes y uniformes en todo el proceso de fabricación de un mismo billete, no ejercieron su cometido adecuadamente. Por lo que, abundando en este sentido se ha de decir que, las diferencias de tonalidad en los colores no se deben a hechos fortuitos, sino a una falta de control de la uniformidad de la calidad de los productos utilizados en la fabricación.

Por otra parte, si analizamos el proceso de producción de un error de fabricación, vemos que en la práctica totalidad de ellos, interviene un factor de aleatoriedad que es el que los caracteriza como únicos (salvo en el caso de los repintados que, en un mismo pliego, podemos encontrar toda una fila de billetes afectados del mismo error).

En consecuencia, ¿cómo podemos definir la falta de centrado de la filigrana dentro del círculo destinado a alojarla?, como variedad o como error. El autor que suscribe, se inclina por calificar como errores de fabricación a los billetes cuya filigrana no se encuentre perfectamente centrada dentro del círculo previsto para ello, pues resulta evidente la componente de accidentalidad que intervine en el proceso de su producción a diferencia de la componente de falta de control que marca las variedades.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

i CATÁLOGO ESPECIALIZADO EDIFIL DE BILLETES DE ESPAÑA; EFIFIL, S.A.; imprimido por MAROSA SOLUTIONS, S.L.; cuarta edición; Madrid; 2017; ISBN 84-95019-37-x; Depósito Legal M-3804-2017; páginas 141 a 172.

ii CATÁLOGO DEL PAPEL MONEDA ESPAÑOL; Florián Ruiz Vélez-Frías y Jorge Alentorn Vilá; impreso en Artes Gráficas EMA; ISBN 84-400-8123-5; Depósito Legal M-8123-5; páginas 202 a 236.

iii LOS BILLETES DEL BANCO DE ESPAÑA (1782-1979); Banco de España; imprimido por GAEZ, S. A. ISBN 84-500-3277-6; Depósito Legal M 2377/1979; páginas 351 a 409.

iv EL CAMINO HACIA EL EURO; EL REAL, EL ESCUDO Y LA PESETA; Teresa Tortella, Isabel Barbeito, Virginia García de Paredes y Elena Serrano; impresión Bizzolis, S.A; ISBN84-7793- 764-8; Depósito Legal M-39848-2001; páginas 313 a 320.

v CIEN AÑOS DE HISTORIA, FÁBRICA NACIONAL DE MONEDA Y TIMBRE; Julio Torres Lázaro y Tomás Sánchez Manrique; ISBN 84-606-1924-9; Depósito Legal M-17685-1994 Capítulo 6º; páginas 138 y 139

vi ENCICLOPEDIA DE LOS BILLETES DE ESPAÑA; FILABO; Grupo Lamas Bolaño; segunda edición; tomo II; 2006; página 1.045.

vii FILIGRANAS, LAS HUELLAS DEL AGUA; autores: Mariano Ayala Campinún; José María Pérez García y Luis Santos Y Ganges; Edición: Museo de la Real Casa de la Moneda; Impresión: PUBLIEQUIPO S. L.; ISBN: 978-84-89157-70-5; Depósito legal: M-7818-2016; Madrid; 2016. Página 114.

viii La FNMT-RCM en Jorge Juan 106, 50 años de evolución y tecnología; 1964-2014.Tomo 2: ISBN 978-84-89157-64-4; Dep. Leg.: M 22214.2014; artículo “Fabricamos billetes”; de D. José María Pérez García; Madrid; 2014; Páginas 123 -142

ix HISTORIA DEL DINERO; Rafael Feria; Lunwerg y Fábrica Nacional de Moneda y Timbre; ISBN 84-7782-184-4; Depósito Legal B-37825-1999; páginas 147 y 151.

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