Sobre la moneda
Lo más curioso de la moneda es, sin duda, su aspecto. Y si por las imágenes no te has dado cuenta, adjunto al artículo puedes ver su vídeo de presentación.
En el anverso de la pieza nos encontramos con el planeta Tierra en plena desaparición, algo que se ha logrado de forma original, en una composición en la que también aparece el nombre del país (LIETUVA), el facial (10 euros), su año de emisión (2022) y la marca de la Ceca (Casa de la Moneda de Lituania).
Por otro lado, en su reverso, podemos ver una inscripción que cita textualmente 'NĖRA PLANETOS B', es decir, 'no hay planeta B'.
Toda una declaración de intenciones
A continuación, recogemos el texto que Silvestras Dikčius ha dedicado tras el lanzamiento de la moneda, que desde hoy mismo puedes conseguir:
Por primera vez en la historia, somos capaces de modelar nuestro futuro, medir las consecuencias de nuestras acciones, ponerlas en ecuaciones para estimar los cambios en el sistema. Por primera vez, nos enfrentamos a una amenaza que se ha expandido anormalmente en el tiempo. Pensar en el futuro y planificarlo en décadas, generaciones o incluso siglos no es algo con lo que estemos bien familiarizados. El cambio climático no tiene un solo aspecto, un momento preciso, una ubicación o unos límites. El cambio climático es un compañero perpetuo de la humanidad, pero esta vez lo hemos provocado nosotros mismos.
Desde la perspectiva geológica del pasado, el clima global está cambiando a la velocidad del rayo. En la experiencia humana cotidiana, el cambio sigue pareciendo lento. Los científicos del clima han estimado que, en comparación con el periodo preindustrial, la temperatura media de nuestro planeta ha aumentado hasta 1,2 grados.
Hemos creado una civilización que depende de los combustibles fósiles. Una fuente de energía barata nos otorgó superpoderes, pero todo tiene un precio. En el transcurso de los últimos 150 años, hemos quemado miles de millones de toneladas de carbón, petróleo y gas natural. Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera son ahora más altos que en los últimos 800.000 años. Y estos niveles siguen aumentando cada año.
Nos hemos dejado encantar por la energía barata y no podemos detenernos. Las grandes cantidades de energía excedente ya no pueden ser absorbidas por el sistema climático. Los océanos están saturados de los residuos que producimos. Los árboles que podrían absorber parte de los gases de efecto invernadero se han reducido y se siguen talando.
El equilibrio está casi perdido. El objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados establecido por el Acuerdo de París ya es inminente. Pocos dudan de que este umbral se rebasará en las próximas dos décadas. Escenarios más sombríos predicen que sucederá antes de 2030.
Desde tiempos inmemoriales, el clima ha estado influenciado por la órbita de la Tierra, los cambios de eje y los volcanes. Cuando las condiciones ambientales cambiaban, nuestros antepasados simplemente recogían sus pertenencias y se trasladaban a otras zonas. Hoy en día esta opción ya no está disponible. La crisis de los refugiados en Siria es una advertencia para todos nosotros. Fue catalizada por una prolongada sequía sin precedentes que luego provocó disturbios en el país. Esta crisis demostró lo difícil que es escapar del peligro en el mundo moderno.
El galimatías megalómano de colonizar otros planetas del sistema solar suena a sueño romántico de un niño en busca de aventuras. Todo el mundo sabe bien que, en realidad, no existe el Planeta B. Incluso si algún día llega ese día en que las naves espaciales consigan zarpar hacia Marte o los satélites de Júpiter, no será un viaje majestuoso hacia las estrellas para toda la humanidad. Solo será para unos pocos seleccionados, una huida hacia un mundo más duro mientras se huye del monstruo que nosotros mismos hemos despertado.
El cambio climático es un problema existencial de la humanidad. Para comprenderlo, tenemos que alejarnos de nuestra percepción familiar del tiempo y el pragmatismo. Es un enigma perfecto. Para que el plan a largo plazo ‘la humanidad en el planeta Tierra’ no fracase, ahora es el momento de cambiar.