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Proyectos para amonedar platino en el reinado de Carlos III

Proyectos para amonedar platino en el reinado de Carlos III

Por Pedro Dami�n Cano Borrego

mi�rcoles 19 de abril de 2017, 01:00h
El platino era un viejo conocido, y enemigo, de los mineros del Nuevo Reino de Granada, especialmente en los yacimientos de Choc� y Barbacoas. Se encontraba adherido al oro de tal manera que ambos eran dif�ciles de separar, por lo que hab�a que pulverizarlos para separar el oro por medio del mercurio. Si la concentraci�n de platino era importante, la mina deb�a ser abandonada, dado que eran m�s elevados los costes de la separaci�n del oro del rendimiento que con �l se obten�a.
Este metal precioso fue descubierto para la ciencia por el ilustre matem�tico, militar y escritor Antonio de Ulloa, en el a�o 1748. Durante a�os se sucedieron los estudios para conocer sus propiedades y para refinarlo, hasta que finalmente el notable Catedr�tico de Mineralog�a franc�s al servicio de Espa�a Francisco Chabaneau consigui� en el laboratorio del Seminario de Vergara aislar el metal por medios poco costosos. Su estudio descubri� que era un metal maleable, y por tanto acu�able, con un peso similar al del oro y unas propiedades en lo esencial similares a los de los otros metales preciosos, el oro y la plata.


Simult�neamente a estos avances, el Viejo Continente se lam�a las heridas econ�micas producidas por la Guerra de Independencia Norteamericana. Para hacer frente a los gastos de la guerra los estados contendientes y sus instituciones bancarias hab�an recurrido a la emisi�n de papel moneda, y el volumen de la deuda p�blica adquir�a en ellos proporciones alarmantes. Fue el caso de los Vales Reales, cuya redenci�n fue una de las principales causas de la creaci�n del Banco Nacional de San Carlos, el primer Banco Nacional espa�ol.


En Francia, la Caja de Descuento, de capital privado, fue transformada por Necker, el director del Tesoro Real, que oblig� a la aceptaci�n de los billetes emitidos por esta instituci�n, con lo que consigui� sufragar los gastos derivados del conflicto b�lico, a costa de un aceptado clima de inflaci�n. Inglaterra estaba sumida desde el final de la contienda en 1783 en una crisis comercial que el Banco de Inglaterra intent� paliar con la sistem�tica restricci�n de cr�ditos a los particulares y a la Corona al observar la salida de la moneda �urea, y cuando mejoraron los cambios y las entradas de oro reemprendi� sus emisiones de billetes y volvi� a prestar dinero al Estado.

En este clima post-b�lico Sieur Saint-Laurent realiz� una propuesta al conde de Floridablanca en fecha 11 de enero de 1784, por la que se realizar�a una emisi�n internacional de moneda acu�ada en platino, de faciales elevados, para con ella amortizar la deuda nacional de Espa�a, Inglaterra, Francia y Holanda. La Corona espa�ola, como propietaria de las ricas minas en las Indias, ser�a la encargada de llevar a cabo las labores, y su beneficio podr�a ser el del incremento del se�oreaje y la sobrevaluaci�n del metal utilizado.

El proyecto fue bien recibido por Floridablanca, pero, como escribi� el secretario de la Embajada francesa en Madrid a su gobierno, pensaba que el beneficio deb�a ser �ntegramente recibido por Espa�a, que era la propietaria del mineral, a pesar de que Saint Laurent afirmaba que dicha emisi�n no ser�a viable sin la concurrencia de todos los pa�ses que propon�a.


Esta propuesta debi� ser conocida por Valent�n de Foronda, economista, escritor y diplom�tico espa�ol, amigo de Francisco Cabarr�s y defensor del Banco Nacional en sus escritos y en las Juntas Ordinarias de esta instituci�n. El a�o 1786 public� un ensayo, �Disertaci�n sobre la platina�, en el que analizaba los posibles usos industriales de este nuevo metal.

Por su resistencia a la humedad y por no ser necesaria su aleaci�n con cobre, estimaba que ser�a de gran utilidad para la fabricaci�n de objetos que debieran estar expuestos a las inclemencias, y muy especialmente en climas h�medos, como el de Londres. Ser�a asimismo el metal que, aleado con el cobre, podr�a sustituir al lat�n en la fabricaci�n de utensilios de cocina, previniendo con ello los perniciosos efectos para la salud que ten�a la entonces liga con esta�o y plomo.


En cuanto a sus propiedades para ser amonedado, a su entender si se procediese a su acu�aci�n su valoraci�n alcanzar�a en poco tiempo e incluso sobrepasar�a a la del oro. Tambi�n estimaba que no era necesario el benepl�cito de las dem�s naciones para proceder a la emisi�n, toda vez que la moneda, como cualquier otro bien, ser�a recibida por el p�blico seg�n la necesidad que tuviese del metal como otra mercanc�a, y el Rey podr�a ordenar que en las mismas se labrase su busto real y fijar un precio para la misma de 320 reales, sin que con ello se resintiesen el comercio o los cambios.

Hamilton, al tratar el tema, afirmaba que se prefiri� el papel moneda por ser mucho m�s barato, y que la ventaja neta que hubiese tenido el platino sobrevaluado sobre el mismo no estaba clara. Pero eso no es ya historia, sino ucron�a.

Bibiograf�a:
Foronda, V., �Disertaci�n sobre la platina�, en �Miscel�nea, o colecci�n de varios discursos�, II ed., Madrid, 1793.
Hamilton, E.J., �Plans for a National Bank in Spain, 1701-83", �The Journal of Political Economy�, Vol. 57, No. 4, august 1949, pp. 315-336.
Vilar, P., �Oro y moneda en la Historia (1450-1920)�, 3� ed., Barcelona, 1974.
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