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Coin Invest Trust

Islas Cook y los huevos de Pascua de Fabergé

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:47h

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ND© La Pascua es una de las celebraciones más importantes de la Cristiandad. Durante siglos, los huevos han sido parte de la Pascua, apareciendo en formas que van desde lo tradicional hasta lo exclusivo. Coin Invest Trust ha llevado tres magníficas monedas inspiradas en el estilo de los famosos huevos Fabergé de la Rusia imperial. La emisión corresponde a las Islas Cook y las acuñaciones han sido realizadas por la ceca privada alemana BH Mayer Kunstprägeanstalt GmbH. (Leer +)
El valor nominal de las emisión de las Islas Cook corresponde a 5 dólares, acuñados en plata de 999 milésimas y esmaltados a colores, calidad proof, con un peso de 20 gr. y diámetro desde la base de 38’61 mm., con un total de 2.500 piezas.

Coin Invest Trust ha recogido la tradición del huevo de Pascua y ha trabajado en la emisión para las Islas Cook, en lo que hoy es la tercera serie de monedas dedicadas a los estilos de huevos imperiales de Fabergé.



El anverso liso de las monedas de plata en forma de huevo reproduce el retrato de la reina Isabel II como jefe de Estado del país emisor, las Islas Cook, así como el valor nominal de “5 Dollars” (5 dólares) y el año de emisión “2013”. Bajo el cuello de la reina se aprecian las siglas “IRB”, correspondientes al nombre del grabador Ian Rank-Broadley.



El reverso de las tres monedas son obras maestras en miniatura: color del esmalte con incrustaciones de metal oro, algunas de las cuales se complementan con joyas insertadas, reproduciendo elementos florales y decorativos de los huevos creados por Fabergé.

Ya en el siglo XVII, un médico declaró lo poco saludable que era comer demasiados huevos de colores, pintados y escondidos para los niños por el conejo de Pascua, de acuerdo con las más antiguas tradiciones de Alsacia. De dónde viene exactamente esta tradición no está claro. En la teología cristiana, el conejo era considerado un símbolo de la resurrección. El huevo era también un signo de la vida eterna en la antigüedad. Ambos elementos corresponden por tanto a la resurrección de Jesucristo, mientras que la propia costumbre también encaja a la perfección con la alegría de la primavera. El conejo de Pascua y el regalo de los huevos de Pascua más tarde hizo su camino desde los países de habla alemana de Europa Central hacia América del Norte.



Mientras que la gente común escondía los huevos de Pascua para que fueran encontrados por los niños, el zar Alejandro III sorprendió gratamente a su esposa en 1885 con un huevo muy especial que había encargado. El orfebre de la corte, Peter Carl Fabergé, creó un huevo esmaltado con una yema de oro, que a su vez tenía una gallina en miniatura anidado dentro de él. La zarina recibió el regalo con tal júbilo que a partir de ese momento su marido encargaba un nuevo huevo nuevo cada año para la Pascua, contagiando además a toda la nobleza rusa.

En España la tradición es que los huevos de Pascua estén fabricados en chocolate, envueltos con papeles brillantes y de colores, que son regalados a los niños por los parientes más cercanos.
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