Por lo pronto, la maquinaria acuñadora de la Monnaie Royale de Belgique ya se ha puesto en marcha para preparar las emisiones conmemorativas, tanto en medallas como en monedas, que requiere la histórica abdicación y nueva coronación.

Alberto II de Bélgica, que asumió la corona en agosto de 1993, tras el fallecimiento de su hermano el rey Balduino, no se ha destacado por su aparición en anversos o reversos de las emisiones belgas. Su primera aparición numismática data de 1994, cuando aparece su busto en la emisión de monedas circulantes con valores en francos belgas.

También ha aparecido su rostro en los famosos antecesores del euro, los ecus, en una emisión de 1998 y algunas otras posteriores, aunque no muchas. Destacó, por ejemplo, la moneda de 2 euros emitida en 2005, compartiendo anverso nacional con el gran duque Enrique de Luxemburgo. O una bonita moneda conmemorativa en oro, de 12 euros y medio, dedicada al 80 Aniversario de la Constitución de Bélgica, emitida en 2011.

El rey Alberto II de Bélgica se dirigió a la nación en un discurso televisado desde el palacio de Laeken, en Bruselas, para presentar su renuncia. El todavía monarca ha agradecido el calor de la población y ha asegurado que, a sus 79 años, no se encuentra en plenitud de condiciones para continuar ejerciendo el cargo. La corona pasará ahora a su hijo Felipe y la abdicación se producirá de forma oficial el próximo 21 de julio, cuando cumpliría 20 años como jefe de Estado.
Alberto II ha justificado su decisión por motivos de edad y su delicado estado de salud. “Ésta es una señal de respeto a la institución y a vosotros, queridos compatriotas. Después de 20 años, es el momento de pasar la antorcha a la próxima generación”, dijo el pasado 3 de julio en un discurso de unos tres minutos que pronunció leyendo unas notas que sujetaba con la mano. “Mi edad y mi estado de salud no me permiten seguir”, dijo.

El relevo generacional en la corona belga se producirá en circunstancias diferentes a las de un fallecimiento, como ocurrió el 31 de julio de 1993 cuando Alberto de Bélgica sucedió a su hermano, el rey Balduino. En este caso, el sucesor de la corona, Felipe de Brabante, se ha preparado para el cambio “con mucha seriedad y un gran sentido de la responsabilidad hacia su futura función”, como comentó el presidente de Gobierno belga.