A pesar de todos los problemas que habían surgido con el fabricante Coen a causa de la fallida emisión de 1937, el Consejo del Banco de España encargó una nueva emisión a esta casa italiana.
La causa de este nuevo encargo fue debida a la urgente necesidad de tener una emisión de reserva. En España seguían los problemas para la compra de papel y tintas para impresiones calcográficas de seguridad, a causa de la guerra mundial y del embargo de algunas naciones al nuevo gobierno, por lo que se hizo necesario el encargo a un fabricante extranjero. Como habían sido graves los problemas con Coen se pidió a la empresa alemana Giesecke y Devrient la confección de la nueva emisión, pero el comienzo dela SegundaGuerraMundial impidió que esta casa pudiese suministrarla por lo que no quedó más remedio que ponerse, de nuevo, en manos de Coen ya que éstos enviaron rápidamente bocetos y se comprometieron a una ejecución rapidísima siempre y cuando se les permitiese efectuar los valores pequeños en litografía aunque mantendrían los de 500 y 1.000 pesetas en calcografía.
Sabemos, por el Banco de España, que los contratos se firmaron el 9 de enero de 1940, fecha que se puso a la emisión, y los bocetos el 13 de enero. Tenemos dudas de que estos bocetos aprobados fuesen los que se realizaron al final ya que sabemos que hubo una nueva aprobación “definitiva” el 17 de julio de 1941 y, además, y como luego comentaremos, se conocen pruebas no aprobadas con la misma fecha de 9 de enero.
Hay que recordar que, para estas fechas, la casa Coen había cambiado su razón empresarial por la de Calcografía & Cartevalori por lo que los pies de imprenta de los billetes llevan este nombre.
Los datos técnicos de la emisión pueden consultarse en los catálogos importantes, especialmente los del Banco de España, pero sí queremos resaltar dos aspectos de la misma.
El primero es la temática de los personajes y viñetas a causa del momento político de la nación: Se representan los hechos históricos culminantes del poder político y espiritual de España: el Escorial de Felipe II, el descubrimiento de América, Lepanto, la religiosidad encarnada en la pintura de Murillo, Menéndez y Pelayo, y el poligrafo más conspicuo de las tradiciones católicas de la nación, en cuyo ejemplo quieren verse reflejados los nuevos gobernantes.
El segundo aspecto es la calidad de los billetes. En el aspecto, artístico las imágenes son obra de artistas italianos de Cartevalori, a excepción del busto de D. Marcelino que es de Delhom, y su calidad, en mi opinión, no desmerece de la de los grabadores ingleses, alemanes o españoles, tanto en los trabajos a buril de los bustos como en los reversos a pluma o buril. La verdad es que los grabadores del banco Delhom, Maura y Castro-Gil dijeron que los billetes no ofrecían garantías de seguridad por falta de calidad artística, pero los motivos que explicitaron en sus informes mencionaban la excesiva suavidad de las tintas y la impresión en litografía, lo que no tiene nada que ver con la calidad artística y parece más un desahogo debido a la elección de grabadores italianos.
En el aspecto técnico la litografía es de altísima calidad, fíjese el lector en el reverso del 100 pesetas de Colón; tiene una impresión “Orlof” magnífica (El sistema Orlof permite el entintado de una única plancha con varios colores sin que se produzcan desajustes entre ellos, sistema que, en aquellos momentos, era imposible de imitar con máquinas comerciales y que permite una perfecta continuidad de las líneas en el cambio de color y, por consiguiente, una gran seguridad ante falsificaciones). La calcografía tiene un buen relieve, especialmente los reversos, y la calidad del papel, creemos que de origen alemán, la consideramos excelente aunque, quizás, las marcas al agua de los valores pequeños son muy pobres.
Antes de comentar los ejemplares emitidos de esta emisión así como las pruebas conocidas, no emitidas, señalamos que Teresa Tortella, en una de las publicaciones del Banco de España indica que se presentaron los siguientes proyectos: 25 pesetas, anverso, D. Quijote y reverso, molinos; 50 pesetas anverso, Hernán Cortés y reverso, batalla de Otumba; y 100 pesetas anverso, busto de Carlos I y reverso, batalla de Pavía.
Desconocemos si estos proyectos existen físicamente en el archivo del banco o en alguna institución, ya que nunca los hemos visto publicados, y en su caso si son bocetos, pruebas de artista o grabados impresos sobre papel.
Lo que nos llama mucho la atención es que Cartevalori presentase un proyecto de billete de 100 pesetas tan similar al billete de 1.000 pesetas de 1937 y nos queda la duda de si no será una confusión de las fuentes de la Sra. Tortella con alguna prueba de la emisión de 1937.
Conocemos tres pruebas no adoptadas de la emisión 9 de enero de 1940:
Prueba de anverso para un billete de 25 pesetas:
Anverso, busto Juan de Herrera y adornos. Consideramos que es una prueba previa a la definitiva. Artísticamente su composición es muy inferior a la adoptada ya que queda desequilibrada al no tener el medallón con el patio de los evangelistas.
Se conocen siete pruebas diferentes en otros tantos colores. Impresas sobre cartulina fina y, aunque la impresión se pensase hacer en litografía, la prueba es calcográfica con fondos litográficos ya que debe proceder de la plancha del grabador.
Prueba de anverso para un billete de 50 pesetas:
Anverso Tirso de Molina. Desconocemos sus colores ya que sólo la hemos visto en un catálogo de una subasta de 1996 y, también, referenciada porla Sra.Tortella.Personalmente creo que es la prueba peor conseguida de las efectuadas por Coen.
Billete no adoptado de 100 pesetas:
Anverso, General Franco, reverso, Alcázar de Toledo. Esta prueba pertenece a la colección del Banco de España. Aparentemente el billete está acabado e impreso en el posible papel de la emisión puesto que se observa marca al agua. El que en el anverso figure Francisco Franco y que se desconozca el motivo por el que fuera rechazado ha dado origen a varios artículos notafílicos y comentarios periodísticos, algunos de ellos con hipótesis un tanto desorientadas por motivos ideológicos.
Pruebas de reversos:
Conocemos varias pruebas de reversos no adoptados cuya composición es el escudo nacional, en el centro, con profusión de ornamentación alrededor y las cifras de valor 50 ó 100 pesetas Al no tener pié de imprenta y, aparentemente, diferir de la línea artística de los grabadores de Cartevalori, no los referenciamos aquí puesto que desconocemos su autoría.
Comentaremos los billetes de la emisión, así como sus variantes sin detenernos en los datos generales que se pueden obtener en los catálogos más elementales.
Billete de 25 pesetas: Anverso Juan de Herrera y patio de los evangelistas; reverso escudo nacional y cifras.
Se conocen pruebas de anverso y de reverso, impresas sobre cartulina fina. Existen 7 colores diferentes de ambas pruebas incluidos los colores definitivos.
Por provenir de la plancha matriz están efectuadas en calcografía, y aunque con relieve escaso, los detalles de las viñetas están muchísimo más definidos que en la impresión regular litográfica. Sin firma del cajero, a pesar que en los billetes emitidos está se halla impresa. Numeración, como muestra de tipo de dígitos, B 1234567.
Se encuentran billetes desmonetizados con taladro de puntos “inutilizado” y falsos de época, algunos de estos últimos con las firmas de “conforme” de los empleados del Banco de España.
No hemos visto ejemplares “muestra”, ni de este valor ni de ninguno de la serie, pues los que se han visto con esta impronta, dos ejemplares de cada valor, tienen numeración normal, habiendo sido colocada varios años después de la emisión de los billetes, y la tipología de las letras no se corresponde con ninguna de las habituales de los fabricantes conocidos.
Billete de 50 pesetas: Anverso D. Marcelino Menéndez y Pelayo; reverso escudo nacional.
Únicamente conocemos una prueba de anverso, con las mismas características que las descritas en las de 25 pesetas Los colores de esta prueba son los adoptados. Doy por supuesto que existen otros seis ejemplares en diferentes colores pues debió ser la norma de Cartevalori la presentación de siete tipos para someterlos a elección del cliente, lo que no quiere decir que hayan salido al mercado o no se hayan perdido.
Igualmente, hay falsos de época y desmonetizados por taladro de puntos.
Los billetes de 100, 500 y 1.000 pesetas serán comentados en el próximo artículo.