En este acontecimiento influyeron esencialmente tres causas: los excedentes de producci�n, la divisi�n del trabajo y, subsecuentemente, el comercio.
Para conocer c�mo llegaron a producirse las tres circunstancias, hagamos un fugaz recorrido por el sistema econ�mico postdiluviano del llamado Creciente F�rtil.
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Creciente F�rtil
La econom�a hasta el Paleol�tico se basaba en la depredaci�n. Todos los miembros de un clan cazaban y recolectaban para cubrir sus necesidades primarias, y �nicamente se podr�a hablar de una cierta especializaci�n en los individuos que se dedicaban, como actividad principal, a la fabricaci�n de armas y utensilios, trabajando el s�lex, el hueso y, m�s tarde, la madera. Por tanto, la divisi�n del trabajo era irrelevante y el comercio no exist�a como tal, porque los intercambios se realizaban mediante el trueque, que estaba limitado, pr�cticamente, a la adquisici�n de �tiles y armas a cambio de pieles y carne.
Recreaci�n de una escena de caza del Paleol�tico.
Los cambios clim�ticos iniciados poco antes del Diluvio, y acentuados tras �l, alteraron significativamente la superficie terrestre y con ello, la forma de vida humana se transform� paulatinamente para adaptarse al nuevo h�bitat.
La recolecci�n en el Paleol�tico.
Como consecuencia de ello, hacia el noveno milenio a.C. comenz� la llamada revoluci�n neol�tica y la humanidad evolucion� hacia una econom�a de producci�n, sustituyendo progresivamente la caza por la ganader�a y la recolecci�n por la agricultura.
Cuando la caza dej� de ser abundante, se aplic� la experiencia adquirida en la domesticaci�n del perro a otros animales y se pas� al pastoreo. Veamos un cuadro con datos arqueol�gicos sobre la domesticaci�n:
En alg�n momento, los humanos repararon en que las semillas de su recolecci�n que ca�an accidentalmente en la tierra germinaban al cabo de un tiempo y as� iniciaron su cultivo. Hab�a nacido la agricultura. La primera cosecha obtenida se atribuye a las mujeres del Kurdist�n en el octavo milenio a.C., aunque una opini�n extendida entre los uf�logos, avalada de alguna manera por el G�nesis, es que la agricultura y la ganader�a se conoc�an desde los tiempos de Ad�n y que el primer cultivador fue Ca�n y el primer pastor, Abel.
Cosechando cereales en el Neol�tico.
El cultivo implic� el sedentarismo que, con el paso del tiempo, y favorecido por el ascenso de las temperaturas, propici� la sustituci�n de las cavernas por moradas edificadas al aire libre, que constituyeron el embri�n de las ciudades. �stas, al principio, estaban compuestas por escasas viviendas, pero el incremento de poblaci�n las hizo crecer r�pidamente.
Representaci�n de una vivienda paleol�tica en cavernas.
Imagen de los primeros refugios al aire libre en el Neol�tico.
Ciudades. Ruinas de Ur.
Durante el cuarto milenio a.C. se produjo un considerable aumento de la poblaci�n y el hallazgo del bronce, como aleaci�n de cobre y esta�o, signific� la elaboraci�n de herramientas, que facilitaron la roturaci�n de la tierra para el cultivo. Pronto, la creatividad de pueblos como el sumerio, de procedencia incierta, pero asentado al sur de Mesopotamia, hizo que mejoraran las t�cnicas de cultivo utilizando el agua, mediante la construcci�n de diques y canales de riego, y el esti�rcol de los animales como abono, gener�ndose de esta forma excedentes de producci�n.
Los sumerios enriquecieron la agricultura. Museo Brit�nico.
Por otra parte, la observaci�n de la Naturaleza, y la aplicaci�n de los conocimientos obtenidos de ello, permitieron a los ganaderos intervenir en la reproducci�n de los animales, obteniendo la proliferaci�n y la mejora de los reba�os.
Jarr�n sumerio. Museo Metropolitano de Nueva York.
El exceso de productos respecto al consumo mostr� la necesidad de almacenamiento en lugares y vasijas apropiados para su conservaci�n. Con ello, las artesan�as l�tica y metal�fera se complementaron con la alfarer�a y la construcci�n.
(Continuar�)
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