En el caso de “La Nueva España” la campaña de lanzamiento ofrece a sus lectores una “colección irrepetible, todos los billetes de la peseta desde su primera emisión en 1874 hasta la última en 1992”, a la que tildan de “Una colección única e inédita”.
No cabe duda de que ya han olvidado que en los años 90 e inicio del siglo XXI otras agrupaciones de periódicos realizaron el mismo tipo de campañas con monedas, billetes y sellos. Si recuerdan, la campaña promocional que tuvo más fuerza y consiguió mayor número de seguidores fue la realizada por el diario “El Mundo”, hacia el año 2009, con billetes de la II Guerra Mundial. No obstante, con anterioridad, aparecieron en los kioscos reproducciones de billetes españoles, en sobres transparentes, insertados en las páginas centrales de algunos periódicos.
Para vender aún mejor la adquisición de la citada “colección”, la campaña publicitaria que sostiene Prensa Ibérica sostiene como herramienta de convicción la de “Reproducción fiel y restaurada de los 159 billetes emitidos”. Es decir, que el citado Grupo Editorial desorienta totalmente a sus lectores con lo de “Reproducción fiel y restaurada…”, ya que en primer lugar se salta las normativas del Banco de España sobre la reproducción de billetes de banco, para, posteriormente atribuirse la facultad de emisión que corresponde exclusivamente al Banco de España, cuando dice su publicidad “… de los 159 billetes emitidos”.
Es decir, no sólo imprimen billetes como “fieles reproducciones”, no sólo los restauran (¿lavado? ¿planchado? ¿añadidos?...), sino que, además los emiten…
Prevención del uso fraudulento
Menos mal que, dentro de la información que ofrecían a los lectores en la campaña de lanzamiento, se acordaron de algo tan sumamente importante para el coleccionismo notafílico como es el uso fraudulento de copias y reproducciones.
Decía el texto explicativo. “Con el fin de evitar un uso fraudulento de los billetes reproducidos se han realizado una serie de modificaciones sobre los billetes originales. Así, en cuanto a los tamaños, se han modificado ligeramente las dimensiones de los billetes reproducidos respecto de los originales. Estas diferencias se recogen en la ficha de cada billete”.
¿Pero no decía que eran “reproducciones fieles”?
Por otra parte, seguía el texto informativo: “Respecto a la numeración de serie del billete original, se ha sustituido por una secuencia de 9 ceros, remarcados en color. Por ende, en el pie de los billetes está impresa la leyenda Reproducción autorizada”.
Por último, decían los periódicos: “las imágenes de todos los billetes, y en especial los más antiguos, han sido sometidas a una cuidada restauración con el fin de resaltar su belleza y asegurar la calidad de la colección”.
Evidentemente, esta campaña publicitaria ha puesto la voz de ¡Alerta! entre los coleccionistas y profesionales notafílicos. Y nos imaginamos que en los próximos domingos o fechas festivas los mercadillos dominicales estarán atentos a las bonitas piezas que van a comenzar a “circular”, semejantes o muy parecidas a las originales. Precaución pues, ya que no entraña excesiva dificultad “borrar” la frase “Reproducción autorizada”.
Coincidiendo con las anteriores “emisiones” de billetes promocionados por periódicos españoles, durante los años 90 y los inicios del siglo XXI, los mercadillos recibieron algunas de estas “bonitas piezas” y alguno picó.
¡Pero si de vez en cuando aparecen hasta fotocopias a color de billetes del XIX!
¡Alerta, señores, Alerta!