
Esta medalla iba a ser presentada a los gobernantes de los países aliados y a los comandantes implicados en la batalla como un homenaje a la majestuosa grandeza de los hombres que dirigieron los ejércitos contra Napoleón, pero desgraciadamente la “Medalla de Waterloo” de Pistrucci nunca fue acuñada y, por tanto, nunca fue recibida por sus destinatarios.
Benedetto Pistrucci trabajo durante 30 años para realizar el magnífico grabado de anverso y reverso de la medalla. Pero una vez finalizada resultó que debido a su gran tamaño no pudo ser acuñada, pues no existían en la época máquinas que tuvieran la fuerza suficiente para dar el golpe de acuñación, además todo aquél gobernante o comandante de los ejércitos aliados que participaron en la batalla y destinatarios de la medalla ya habían muerto.
Doscientos años después, ahora que por fin la Royal Mint ha podido ser dueña de su diseño original, la medalla se ha acuñado en plata fina de 999 milésimas, con un diámetro de 80 mm., peso de 250 gr., cuidadosamente elaborada por The Royal Mint donde fue concebida y perfeccionada primero.
Los trabajos conceptuales y las herramientas originales de Pistrucci han sido revisadas por The Royal Mint con el fin de completar la medalla, resplandeciente en todo su esplendor y asumir las inscripciones originales como realizadas por la propia mano del maestro grabador, nunca antes visto en una medalla.
La medalla lleva el diseño original de Pistrucci, inspirado en la mitología griega, como se podría esperar del creador del legendario San Jorge y el dragón que se ve en el Soberano cada año.

Los jefes de las cuatro naciones aliadas aparecen en el centro del anverso: Príncipe Regente de Gran Bretaña (posteriormente Jorge IV), Francisco II de Austria, Alejandro I de Rusia y Federico Guillermo II de Prusia. Alrededor de estos bustos hay una representación alegórica del Tratado de Paz que surgió de la batalla (la inscripción latina “Federe Junctis” en alusión al tratado en sí). La composición simbólica incluye la restauración de Apolo y Themis, diosa de la Justicia, que se coloca al lado de los soberanos como un símbolo de la importancia del orden.

El reverso representa la mítica “Batalla de los Gigantes”, donde se dijo que los gigantes para tener éxito desafiaron a los dioses del Olimpo. En esta composición, Pistrucci representa 19 figuras golpeados por los rayos de Júpiter, 19 por cada año de las Guerras Napoleónicas. En el centro del reverso aparecen un par de corceles de gran alcance, montados por personajes clásicos que asumen las identidades de Wellington y Blucher, ambos guiados por la figura alada de la Victoria, que también fue representada en la medalla de la “Campaña de Waterloo”. Debajo, la leyenda con la fecha “18 June 1815”.
La medalla de la campaña de Waterloo
La batalla de Waterloo fue un momento decisivo en la historia, y su legado todavía se siente hoy. La tradición de honrar a los que han luchado en los conflictos pasados y presentes se originó con la batalla de Waterloo.
En los días que siguieron a la victoria se reconoció de inmediato como algo de importancia trascendental. Se hicieron planes con rapidez para crear tributos para reconocer a los que habían sacrificado tanto por una causa tan noble.
Se decidió que una medalla sería acuñada para ser entregada a los hombres que lucharon en la campaña victoriosa. La medalla de la campaña de Waterloo con su diseño creado por Thomas Wyon fue el primero en ser galardonado.
La Medalla de Waterloo fue otorgado a cualquier soldado del ejército británico que participó en la batalla de Waterloo y cualquier soldado que lo recibió se conoce como un “Hombre de Waterloo”.
El rollo de pergamino que muestra el nombre de cada hombre para recibir la medalla se conserva en el Royal Mint Museum y se produjeron más de 37.000 medallas de la Real Casa de la Moneda bajo la supervisión de William Wellesley, entonces Mint Master de la Royal Mint el hermano del duque de Wellington.
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