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“Alicia en el País de las Maravillas”, de Lewis Carrol, en dólares neozelandeses de Tuvalu

Alicia en el País de las Maravillas”, de Lewis Carrol, en dólares neozelandeses de Tuvalu

Por Inés Martínez García

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La Perth Mint (Casa de la Moneda de Perth, Australia) ha lanzado dos monedas únicas, de 2 y 1 dólar neozelandés en plata respectivamente, emitidas a nombre de Tuvalu, creadas en conmemoración del 150 aniversario de la célebre publicación del libro infantil de Lewis Carrol, “Alicia en el País de las Maravillas”.
Se trata de una historia compuesta de situaciones inverosímiles y absurdas, de metamorfosis de seres animados que en la vida real creeríamos insólitas. Los juegos de lenguaje y de lógica abarcan gran parte de la trama, al mismo tiempo que la alusión al mundo onírico.

Muestra en el reverso imágenes de Alicia, el gato de Cheshire y el conejo blanco, con un reloj que ocupa el centro de la pieza con la frase más famosa: “¡Oh dear, oh dear. I shall be later!” (¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!) En el anverso aparece una imagen estilizada de la reina Isabel II, retrato del escultor Ian Rank-Broadley, con otra de las frases características del conejo blanco, que ocupa el centro de la pieza en forma de espiral de caracol: “¡Oh my ears and whiskers, how late it’s getting!” (¡Oh, mis orejas y bigotes, qué tarde se está haciendo!)

De la segunda moneda, con valor nominal de 1 dólar neozelandés de este 150 aniversario de “Alicia en el País de las Maravillas”, 1 oz de plata de 999 milésimas, peso 31’135 gr., diámetro de 40’60 mm., acabado proof y también se han lanzado 5.000 piezas.

El reverso ofrece una imagen a color de Alicia, con su vestido azul, portando una botella con la etiqueta “drink me” (bébeme) sobre un telón de fondo de plata con la inscripción de “Alice’s adventures in Wonderland, 150 Years” (Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, 150 Años) donde el punto de la “i” se convierte en un corazón rojo, acompañada por el conejo blanco que observa fijamente su reloj de bolsillo y el gato de Cheshire sobre la rama de un árbol.

En 1865 se publicó por primera vez “Alice’s Adventures in Wonderland” (Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas), novela considerada como uno de los mejores ejemplos de un género literario nonsense, que mezcla irrealidad y fantasía. La novela, escrita por el autor inglés Charles Lutwidge Dodgson, más bien conocido bajo el seudónimo Lewis Carrol, se ha convertido en un clásico universal.

Charles Lutwidge Dogson (Lewis Carrol) nació el 27 de enero de 1832 en Daresbury, Cheshire, Reino Unido y falleció a causa de una neumonía el 14 de enero de 1898, a la edad de los 66 años. Fue diácono anglicano, matemático, fotógrafo y escritor. Sus dos obras más conocidas son “Alicia en el País de las Maravillas” y su continuación, “Alicia a través del espejo”.

En su niñez sufrió un tartamudeo que tendría efectos perjudiciales en sus relaciones sociales durante toda su vida, a parte de una sordera en el oído derecho a causa de una enfermedad. A la edad de los doce años se trasladó por orden de su padre a dos escuelas diferentes donde sufrió un trato que convirtió al joven en un temerario de la noche e infeliz. Tras la muerte de su madre y a causa de una gran pereza perdió una beca matemática en Oxford, aunque su brillantez le llevó años más tarde a ganar un puesto como profesor que desempeñaría durante 26 años. Cuatro años después fue ordenado diácono.

Años más tarde, Dogson descubrió la fotografía con la que trató de combinar los ideales de libertad y belleza con la inocencia edénica. En su carrera literaria, escribió poesía y cuentos que le dieron un éxito discreto. La mayor parte de esos escritos se caracterizaban por su humor y en ocasiones por ser satíricos. En julio de 1855 escribió: “No creo haber escrito todavía nada digno de una verdadera publicación pero no desespero de hacerlo algún día”.

El seudónimo lo creó a partir de la latinización de su nombre y el apellido de su madre, Charles Lutwidge. Lutwidge fue latinizado como Ludovicus y Charles como Carolus, dándole forma con su idioma materno para resultar como Lewis Carrol.

En 1856, en Christ Church, Dogson entabló amistad con una familia recién llegada, los Liddle. El escritor se convirtió en un gran entretenedor de las niñas de la familia, Lorina, Alice y Edith, llevándolas asiduamente a picnics y diversas excursiones de las que inventó el argumento de la historia que llegaría más tarde a ser su primer y más grande éxito. La mediana de las niñas, Alice, insistió al autor para que escribiese la historia que posteriormente él mismo le regalaría a la niña Liddle en las Navidades siguientes. El manuscrito se titulaba “Las aventuras subterráneas de Alicia” y estaba ilustrado por dibujos del propio autor.

Se especula que la protagonista de la obra está basada en Alice Liddle y que Dogson le cogió más cariño de la cuenta a la pequeña, pero él mismo negó dicha asociación.

Después de cavilar entre diversos títulos con su editor, la obra se publicó en 1865 como Las aventuras de “Alicia en el país de las maravillas”, firmada bajo su seudónimo, Lewis Carroll. El éxito llevó al autor a escribir una segunda parte, “Alicia a través del espejo”.

El libro de Alicia es simplemente una mezcla entre locura y lógica. Una lucha por el poder de ambos aspectos fantásticos cuya moraleja, recurso esencial de aquella época, aún se desconoce.

A pesar del avance de los tiempos, la novela no ha dejado de impactar en la cultura de todas las épocas por las que el reloj ha hecho mella. Pues, la novela ha inspirado numerosas obras de teatro, videojuegos, pantomimas, musicales, ballets, películas, animes, series de televisión, parodias, dibujos animados e incluso óperas. Del mismo modo, esta historia nonsense ha inspirado a muchos cantantes para realizar canciones y videoclips como fue en el caso de The Beatles, Bob Dylan, Avril Lavigne, Aerosmith, etc.

Incluso, en 1969, Salvador Dalí hizo trece ilustraciones basadas en “Alicia en el país de las maravillas”.

“¿Podría decirme, por favor, cuál es el camino para salir de aquí?
-Eso depende mucho de adónde quieras ir- dijo el Gato.
-No me importa mucho adónde- dijo Alicia.
-Entonces, tampoco importa que camino sigas- dijo el Gato.”

Diálogo entre Alicia y el gato Cheshire

¿Y de qué sirve un libro si no tiene ilustraciones ni diálogos? Eso es lo que opina la protagonista de este relato de aventuras al observar a su hermana leer, sumida en un gran aburrimiento.

Este clásico de la literatura del que se han realizado cientos de interpretaciones y de ediciones nuevas, sigue siendo el mismo entramado delicioso en el que una vez sumergido no puedes parar de leer y de elucubrar con las ideas de la niña y de las frases extrañas del resto de los personajes.

Lewis Carroll dota a cada personaje de una particularidad notable, mezclando la historia con animales propios de una fábula, puesto que pueden hablar y relacionarse con el resto de los humanos, y con personas de extraña morfología, como la malvada Reina de Corazones.

El cuento comienza cuando Alicia, interesada en un conejo blanco que correteaba por el campo y aburrida por la lectura de su hermana, cae en una madriguera que resulta ser un túnel de gran profundidad. Durante la caída, Alice observa los adornos del túnel, repleto de estanterías y de cachivaches varios.

Al finalizar la caída, la niña entra en un mundo de magia y de paradojas lógicas o ilógicas, según se mire. Los capítulos de la historia se suceden entre pasteles, bebidas que aumentaban el tamaño “como un telescopio”, según decía Alicia, y diálogos con animales de todo tipo, entre los que se encontraba el Conejo Blanco y el Gato de Cheshire.

Uno de los pasajes importantes de la historia se encuentra en el quinto capítulo, con los consejos de la oruga azul. La Oruga le pregunta a la niña acerca de su identidad y esta no sabe qué responder a causa de los cambios de estatura y de los episodios extravagantes que estaba sufriendo. En el sexto capítulo aparece el famoso Gato, quien le invita a visitar al Sombrerero y tomar una merienda con ellos y la famosa taza de té.

La historia llega a su fin con problema entre Alicia, la Reina de Corazones y un juicio final debido a la desaparición de unas tartas. Entre tanto y como se ha encontrado en diversas interpretaciones, como la última cinematográfica de Tim Burton, la Reina de Corazones se oponía a Alicia y a todo aquel que no le simpatizaba amenazando con “cortarles la cabeza”.

El relato concluye con el despertar de Alicia bajo un árbol, quien cuenta a su hermana el pasaje onírico que cree haber tenido y de seguido se aleja para tomar una taza de té. Mientras, la hermana de Alice permanece recordando la historia que su hermana relató.

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