ND© Según informaciones de Europa Press, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos desestimó el pasado 12 de enero la acuñación de una moneda de platino de un billón de dólares (1 trillón en la numeración norteamericana) que evitará otro enzarzado debate en el Congreso para elevar, de nuevo, el techo de gasto, el siguiente paso clave tras esquivar el “abismo fiscal”.
“Ni el Departamento del Tesoro, ni la Reserva Federal estiman que la ley pueda o deba ser utilizada para facilitar la producción de monedas de platino con el propósito de evitar un incremento en el límite de la deuda”, justificaba el portavoz del Tesoro estadounidense, Anthony Coley, en un comunicado.

La intentona de la emisión de un valor de 1 billón de dólares ya tuvo un precedente: tras la IIª Guerra Mundial, los Estados Unidos de América iniciaron un plan para la reconstrucción de la devastada Europa. El plan recibió el nombre del Plan Marshall y su objetivo era recuperar y dinamizar la economía del Viejo Continente lo más rápidamente posible. Para lograr este objetivo era necesaria una ingente cantidad de dinero por lo que el presidente Harry S.Truman ordenó imprimir un billete por valor de 1 billón de dólares que sufragaría todos los gastos necesarios. Pero tampoco llegó a ver la luz, salvo las pruebas.
La idea actual de crear una moneda cuyo valor fuera de 1 billón de dólares, unos 749.500 millones de euros, se había ganado el respaldo dentro de las filas del Partido Demócrata, si bien los republicanos siguen permaneciendo enrocados a la necesidad de promulgar fuertes recortes en el gasto público, seguía informando Europa Press.
Este “no” a la moneda del billón de dólares significa que el Gobierno estadounidense se verá abocado a negociar en el Congreso una nueva subida del techo de deuda, una vez que en 2011 los enconados debates casi desembocan en una suspensión de pagos. No obstante, sí conllevaron que Standard & Poor's degradara la deuda un escalón, despojando así a Estados Unidos de la máxima calificación, la “triple A”'.
Por delante queda un mes y medio --hasta el 1 de marzo como máximo-- para que Estados Unidos, oficialmente, alcance el techo de deuda. Por ello, la Casa Blanca se ha apresurado a presionar a los republicanos para que allanen el camino hacia un acuerdo para aumentar el límite, situado ahora en los 16’4 billones de dólares (12’9 billones de euros).
“Solo hay dos opciones en la tarea de lidiar con el límite de deuda: el Congreso puede pagar sus facturas o pueden fracasar y empujar a la nación a la bancarrota”, ha advertido el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, que ha recordado el “varapalo a la recuperación económica” que supuso el acuerdo in extremis de 2011.
Entonces, el Congreso, dominado por los republicanos, rechazó aumentar el techo de deuda si el Gobierno presidido por Barack Obama no accedía a recortar el gasto.

Las leyes federales de Estados Unidos otorgan al Tesoro la autoridad de acuñar monedas de platino. El objetivo de dicha ley era permitir la acuñación de monedas conmemorativas por parte de la Administración.
Sin embargo, el Gobierno también podría autorizar la acuñación de una moneda de platino y darle un valor de un billón de dólares que, después, podría transferir a la Reserva Federal (el banco nacional de Estados Unidos), que la utilizaría para aliviar la deuda y esquivar las negociaciones en el Congreso.
Otra argucia legal a la que podría recurrir el presidente Barack Obama es invocar la Decimocuarta Enmienda de la Constitución y elevar unilateralmente el techo de deuda, sin pasar por el Congreso. Tanto la Casa Blanca como el Partido Demócrata han descartado esta vía, según medios estadounidenses.
Entretanto, el Tesoro dice estar tomando “medidas extraordinarias” para alargar el proceso que implican conservar la mayor cantidad de liquidez posible para pagar las facturas de la Administración sin tener que pedir préstamos.