ND© La noticia ha sacudido al orbe católico en particular y al mundo en general: “Su Santidad el Papa Benedicto XVI, a sus 85 años, por falta de fuerza para continuar su labor eclesiástica presenta su dimisión que se hará efectiva el próximo 28 de febrero”. La abdicación del Soberano Pontífice producirá a partir de esa fecha la denominada Sede Vacante que, en el plano numismático, conllevará por parte del Ufficio Numismatico Vaticano la emisión de monedas con tal denominación hasta la elección en Cónclave de un nuevo Papa. (Leer +)

Entre los diversos títulos papales de Benedicto XVI, y de todos los Papas anteriores, destacan el de “Sucesor del Príncipe de los Apóstoles”, “Príncipe de los Obispos” y, como Jefe de Estado, “Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano”. Es decir, que reafirman el carácter de Monarquía absoluta, electiva y teocrática. De ahí que cuando un monarca, como es el caso eclesiástico del Papa, cede su soberanía o renuncia a ella realiza un acto de abdicación.
Cuando este rarísimo hecho sucede en la Iglesia Católica (hasta la fecha había ocurrido en cuatro ocasiones, la última en el año 1415 por parte del Papa Gregorio XII), se sucede de inmediato la denominada Sede Vacante. Situación de “Regencia” que queda a cargo del cardenal Camarlengo, en este caso Tarsicio Bertone, nombrado por Benedicto XVI en 2007. Y una de las potestades del Camarlengo es la de emitir moneda a nombre de dicha Sede Vacante.


La última de estas emisiones tuvo lugar en 2005 tras el fallecimiento de anterior Pontífice Su Santidad el Papa Juan Pablo II. Se emitieron como Sede Vacante las 8 monedas que componen la Serie de euros circulantes. En el anverso nacional se reproducía el escudo de la Cámara Apostólica, el escudo de la Cámara de Cardenales y las leyendas: “Cittá del Vaticano”, “Sede Vaciante” (Sede Vacante), “MMV” (2005) y 12 estrellas en semicírculo. Mientras que el reverso era el común a los euros de los países de la Eurozona.

Benedicto XVIHasta el pontífice presente, la Iglesia católica enumera una lista de 265 papas en los dos milenios de historia de dicha institución. El último, como cardenal alemán Joseph Aloisius Ratzinger, escogió el nombre de Benedicto XVI, Pontificado que ha durado 8 años.
Nacido en Marktl am Inn, Baviera, Alemania, el 16 de abril de 1927, es el actual Papa de la Iglesia católica. Tras el fallecimiento de Juan Pablo II, fue elegido como el 265 Papa el 19 de abril de 2005 por los cardenales que le votaron
Ratzinger empieza a ser más conocido en su competencia intelectual al participar en el Concilio Vaticano II como asesor teológico del cardenal Josef Frings. Posteriormente fue nombrado arzobispo de Múnich y luego cardenal por el papa Pablo VI en 1977. En 1981 fue llamado a Roma para ser prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe por el papa Juan Pablo II, quien años más tarde lo nombró decano del Colegio Cardenalicio y, como tal, cardenal-obispo de Ostia en 2002.

Sede VacanteEl actual Papa, elegido el 19 de abril de 2005, anunció su renuncia el 11 de febrero de 2013 para abdicar oficialmente el 28 de este mes.
A partir del 28 de febrero le corresponderá al cardenal Camarlengo regir los destinos de la Iglesia hasta la elección del nuevo Papa. Tarcisio Pietro Evasio Bertone, S. D. B. (Romano Canavese, provincia de Turín, 2 de diciembre de 1934), es arzobispo y cardenal de la Iglesia católica. Desde 2006 se desempeña como Secretario de Estado Vaticano y desde 2007 es el cardenal Camarlengo. Con la renuncia de Benedicto XVI, el próximo 28 de febrero de 2013 a las 20’00 h. tomará sus funciones como Jefe del Estado Vaticano durante el periodo de Sede Vacante hasta la elección del nuevo Papa.
Entre sus deberes, destaca la obligación de emitir moneda circulante y conmemorativa, en este caso optativa.
Abdicaciones papalesLa historia de la Iglesia brinda un número de ejemplos de abdicaciones papales. Dejando de lado el caso oscuro del Papa Marcelino (296-308) citado por Pezzani, y la renuncia aún más dudosa del Papa Liberius (352-366) que algunos historiadores citaron para resolver la posición perpleja del Papa Felix II, podemos mencionar abdicaciones incuestionables.

El Papa Benedicto IX (1033-44), que causó un escándalo a la Iglesia debido a su vida desordenada, renunció libremente al pontificado y tomó los hábitos de monje. El se arrepintió de su abdicación y tomó el trono papal nuevamente por un corto período después de la muerte del Papa Clemente II, pero finalmente murió en una estación privada. Su inmediato sucesor, el Papa Gregorio VI (1044-46) brinda otro ejemplo de abdicación papal. Fue Gregorio quien persuadió a Benedicto IX a renunciar al trono de Pedro, y al hacerlo, le otorgó valorables posesiones. Después que Gregorio mismo se convirtió en Papa, para muchos esta transacción era simoníaca, y aunque las intenciones de Gregorio parecían ser las mejores, todavía se consideraba que lo mejor era que debiera abdicar a la dignidad papal, y lo hizo voluntariamente.

El ejemplo clásico de renuncia de un Papa es el de San Celestino V (1294), antes de su elección al pontificado, había sido un simple ermitaño y no se sentía preparado para su repentino ascenso, además se sentía incómodo por su exaltada posición. Después de cinco meses de pontificado, firmó un decreto solemne en el cual declaraba que estaba permitido que el Papa pueda abdicar, y luego renunció igualmente de forma solemne al papado delante de los cardenales. Vivió dos años después de su abdicación practicando las virtudes, las cuales después le permitieron su canonización. Debido a los problemas que causaron personas de mala fe a su sucesor, Bonifacio VIII, mediante sus teorías acerca de la imposibilidad de una abdicación válida del trono papal, Bonifacio firmó el decreto arriba citado que quedaría para siempre.

El último ejemplo de renuncia es la del Papa Gregorio XII (1406-15). Era el tiempo del Gran Cisma de Oriente, cuando dos pretendientes al trono de Pedro disputaban el derecho de Gregorio, y dividieron la fe en tres llamadas "obediencias". Para poner fin a la rivalidad, el Papa legítimo Gregorio renunció al pontificado en la Cancillería General de Constance en 1415. Es bien conocido que el Papa Pío VII (1800-23) antes de partir hacia París para coronar a Napoleón en 1804, había firmado una abdicación del trono papal para que se lleve a cabo en caso que fuera apresado en Francia