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Febrero2015, Edición 113    3 de abril de 2015

Las emisiones de Calcografia Coen & Cartevalori� (I)

Las emisiones de Calcografia Coen & Cartevalori  (I)

Por Ram�n Cobo Huici

Antes de iniciar las descripciones de las emisiones efectuadas por la empresa italiana Coen, creemos �til conocer los antecedentes de esta sociedad ya que sistem�ticamente se la ha tratado de forma despectiva, debido a las consideraciones que ha hecho el Banco de Espa�a en sus publicaciones a causa de los problemas que surgieron con la emisi�n de 1937.

Sin poner en cuesti�n la realidad de los fallos de Coen, tenemos dudas de si no ser� una visi�n demasiado maniquea, puesto que la realidad es que al final del contencioso el Banco de Espa�a tuvo que indemnizar al fabricante.�

La empresa fue fundada en 1887 con el nombre de Officine grafiche Coen & C., cambiando� su nombre por el de �Calcografia Carte e Valori� en 1937, en la �poca fascista, debido a que los Coen eran jud�os, lo que les llev� no s�lo al cambio de nombre de la raz�n social, sino a cambiar, ellos mismos, el apellido Coen por el materno, Giori.

�Su fabricaci�n estaba orientada a la confecci�n de documentos e impresos de seguridad, cheques, sellos, timbres fiscales, t�tulos del estado o de empresas, etc., siendo la primera sociedad en Italia y una de las primeras en el mundo en utilizar la t�cnica de impresi�n calcogr�fica en colores para documentos de seguridad.

�Las instalaciones se encontraban en la calle Sciesa, n� 4 de Mil�n, en un edificio de 1918. Desde su fundaci�n, hasta 1937, su producci�n �fue en aumento llegando a casi monopolizar la fabricaci�n de documentos de seguridad de todas las instituciones privadas importantes de Italia aunque nunca lleg� a fabricar billetes de banco. En 1937 fue necesaria la ampliaci�n del edificio hacia el interior de la manzana, ampliaci�n que coincidi�, o quiz�s fue causada, por el comienzo de la fabricaci�n de billetes para el Banco de Espa�a.

�En la planta baja estaba el almac�n y la b�veda de seguridad; en el primer piso� la fabricaci�n y envasado de papel moneda y otros documentos y en el resto de plantas se efectuaban los trabajos preparatorios de dise�o y elaboraci�n de planchas.

El proceso de fabricaci�n de los documentos, incluidos los billetes, se hac�a enteramente en la empresa, desde el boceto hasta el producto terminado, dise�o, fotograf�a, grabado, impresi�n, empaquetado, etc. todo en el mismo edificio. Lleg� a tener 220 empleados.

�En el departamento de billetes los trabajos de control de calidad� del papel, numeraci�n y control final era llevado por mujeres; los restantes trabajos, pr�cticamente, solo hab�a hombres, especialmente en los que se utilizaba maquinaria.

Se trabajaba a un solo turno de 8 horas excepto cuando se fabricaron los billetes espa�oles que hubo turnos continuos. Esta acumulaci�n de trabajo debi� ser la que origin� el descontrol en la seguridad del almacenaje a pesar de que durante el proceso de fabricaci�n de los billetes espa�oles la vigilancia de las instalaciones era realizada por los carabinieri estatales. La realidad es que no solo se perdieron, o robaron, los billetes que aparecieron en Espa�a antes de su entrega al Banco de Espa�a, sino que el descontrol lleg� en una ocasi�n, o al menos eso contaban antiguos empleados, a que no se encontrase una de las planchas de impresi�n que se guardaban en la b�veda de seguridad, lo que ocasion� que no se permitiera al personal salir del edificio hasta que apareci� la plancha.

�La maquinaria empleada estaba fabricada en Lausana por otra empresa de la misma familia Gori que lleg� a ser una de las m�s importantes del mundo, ya que fue la primera que consigui� la calcograf�a m�ltiple en color, por lo que se convirti� en la suministradora de maquinaria de las casas m�s importantes de fabricaci�n de billetes.

El negocio de la compa��a continu� hasta 1986 cuando se traslad� a San Donato, cercana a Mil�n, fusion�ndose con la empresa de Bruno Tassan Din. Cerr� en 1994 y sus trabajadores fueron contratados por otra empresa del ramo en Lainate, tambi�n en las afueras de Mil�n.

�Tambi�n creemos �til recordar las razones que tuvo el Banco de Espa�a para iniciar su relaci�n con Coen.

�Desde el principio de la guerra hubo una escasez extrema de moneda fraccionaria en ambas zonas, especialmente en el bando �Nacional�, debido a la escasez de metal y medios de fabricaci�n, por ellola JuntaT�cnicadel Estado autoriz�, de forma provisional, al Banco de Espa�a en Burgos a emitir billetes de denominaci�n inferior a 25 pesetas, ya que el monopolio de emisi�n s�lo le permit�a emitir a partir de esa cantidad.

Los dos oponentes se encontraron con el problema de la fabricaci�n de papel moneda, con mayor urgencia en el bando de los sublevados, puesto que necesitaban, ineludiblemente, distinguir sus billetes de los del enemigo, ya que en los mercados internacionales la cotizaci�n de ambas monedas era muy diferente y el recurso del sellado como diferenciaci�n de billetes nacionales y republicanos pon�a en peligro la econom�a de la zona �Nacional�, ya que empezaron a aparecer en el mercado financiero de Londres, sellos falsificados, falsificaci�n hecha por el propio gobierno republicano que as� consegu�a una revalorizaci�n importante de su moneda.

�Las necesidades de billetes del Gobierno republicano se solucionaron con sucesivas contrataciones a los proveedores habituales, Bradbury y DeLa Rue. Dela Rueestuvo fabricando billetes parala Rep�blicahasta el �ltimo momento de la guerra, el 100 pesetas �Dama de Elche� no pudo enviarse ala Pen�nsulaal estar la guerra pr�cticamente finalizada� y Bradbury empez� la fabricaci�n de la serie �F� del 100 pesetas de �Felipe II� el 31 de enero del 38, y a�n hizo, posteriormente, la serie �G�, es decir, tambi�n fabric� parala Rep�blicahasta el �ltimo momento.

�Al Banco de Espa�a de Burgos, no le qued� m�s recurso que apoyarse en los fabricantes de Alemania e Italia, pa�ses afines ideol�gicamente con el gobierno del general Franco, especialmente para la fabricaci�n de billetes de denominaci�n superior a 25 pesetas, billetes en los que se precisaba una alta calidad material para evitar falsificaciones.

�Los italianos ten�an una gran ventaja sobre los alemanes: eran much�simo m�s baratos. A pesar de ello la primera emisi�n se encarg� a Alemania, el 28 de octubre de 1936 (emisi�n 21 noviembre 1936), pero la segunda (emisi�n 1 julio 1937) se adjudic� a Coen y Cartevalori en pedido de fecha 8 de julio de 1937, de esta forma se consegu�a diversificar los proveedores.

�En cuanto a la sustituci�n de la moneda met�lica por papel se intent� solventar con fabricantes espa�oles ya que estos billetes no requer�an gran calidad puesto que con valores tan peque�os no se esperaban falsificaciones de consideraci�n.

�Para ello se contacta con la imprenta zaragozana Litograf�a Portabella, que ten�a experiencia en la fabricaci�n de carteles, acciones, cheques, sellos ben�ficos, etc. y contaba con un m�s que aceptable equipo de dise�o. Portabella fabric� los ejemplares de 5 y 10 pesetas de la emisi�n de 1936 y present�, en julio del 37, una propuesta de nuevos billetes de 5 y 10 pesetas, siendo aceptado, �nicamente el de 5 pesetas. Como curiosidad comentaremos que, en contra de las previsiones, este �ltimo billete sufri� varias falsificaciones.

Ante la falta de papel y tintas, ya que no hab�a fabricantes en la zona nacional y el �nico suministro proven�a de Alemania, no hubo posibilidad de que imprentas espa�olas fabricasen los billetes de 1 y 2 pesetas, por lo que en septiembre de 1937 se encarga a Coen la fabricaci�n de estos valores.

�El gran problema de Cartevalori era que nunca hab�a fabricado billetes bancarios, por lo que su l�nea de producci�n debi� de adaptarse a esta labor, lo que origin� retrasos en el suministro. Las dificultades que encontraron no fue tanto el problema t�cnico de fabricaci�n, que consiguieron resolver, como el de preservaci�n de los billetes fabricados para evitar robos y posibles falsificaciones tal como hemos comentado anteriormente.

�El tema de evitar el conocimiento material del billete antes de la puesta en circulaci�n es esencial, ya que la puesta en circulaci�n de una falsificaci�n al mismo tiempo que la legal es garant�a de �xito para el falsificador ya que los usuarios no conocen bien los aut�nticos y los billetes falsos se aceptan con facilidad. El caso es que se fabricaron, y numeraron los billetes de 25, 100 y 1.000 pesetas de la emisi�n del 18 de julio de 1937, pero antes de que se pusieran en circulaci�n, apareci� uno de 25 pesetas en Bilbao y otro de 100 pesetas en Ir�n. El Banco de Espa�a oblig� a quemar la emisi�n, cosa que se hizo, seg�n el Banco de Espa�a, en la sucursal de Soria.

�Estos problemas llevaron al conocido contencioso econ�mico entre el Banco de Espa�a y Cartevalori que no se solucion� hasta 1957, eso s�, pagando el banco, a pesar de que hab�a contratado con la impresora las emisiones de 1 y 2 pesetas y la emisi�n de 1940.

�La historia m�s detallada de las dificultades que tuvo la emisi�n de 1937 se puede encontrar en los cat�logos del Banco de Espa�a y se han comentado en revistas especializadas, pero insistimos en nuestra creencia de que se han cargado las tintas hasta el punto de que hemos le�do que el dise�o y calidad de los billetes de la emisi�n de 1940 puede considerarse la peor de la notafilia espa�ola, opini�n que no compartimos en absoluto.

�Las emisiones de �moneda de papel� fabricada por Cartevalori fueron las siguientes:

�-��������� Emisi�n 12 de octubre de 1937: 1 y 2 pesetas.

-��������� Emisi�n 28 febrero de 1938: 1 peseta.

-��������� Emisi�n 30 abril 1938: 1 y 2 pesetas.

�Los datos t�cnicos de la emisi�n, tama�o, series, firmas, etc. pueden encontrarse en los cat�logos comerciales o, mucho mejor, en los del Banco de Espa�a, pero si queremos resaltar alg�n detalle.

En primer lugar un aspecto pol�tico. En el billete de 1 peseta de 1937 vemos el escudo de Carlos III, no el nacional con el �guila de San Juan. Ello es debido a que la emisi�n se encarg� en septiembre y en ese momento el gobierno del general Franco no hab�a concretado, todav�a, la simbolog�a del nuevo r�gimen, al no haber determinado el sistema de gobierno definitivo. La bandera rojigualda de la monarqu�a fue adoptada de forma casi inmediata al alzamiento pero el escudo no se oficializ� hasta el 2 de febrero de 1938.

En segundo lugar resaltar la econom�a de medios. Se intent� minimizar los presupuestos hasta el punto de utilizar un �nico dise�o de plancha en las sucesivas emisiones ya que solo se cambia lo indispensable en los anversos, la fecha y el nuevo escudo mientras que los reversos quedan inalterados excepto alg�n matiz de color en los fondos.

Desde el punto de vista del coleccionismo se�alar las variantes. Existen billetes desmonetizados con taladro de puntos �inutilizado� y los valores de la emisi�n de abril de1938 sellados con el nombre de �Africa� en tipograf�a. Hacemos la advertencia de que hemos visto una falsificaci�n �del sellado �Africa� en billetes de 2 pesetas.

Conocemos alg�n ejemplar del 2 pesetas del 38 sellado como �Muestra�. Este sello no tiene la tipolog�a habitual de la FNMT pues las letras son m�s finas y el billete no tiene las caracter�sticas del billete muestra, numeraci�n ceros o sin numeraci�n, y al haberse encontrado en conjuntos que abarcan, pr�cticamente, todos los billetes desde1938 a1949, consideramos que quiz�s sean obsequios o muestrarios dela F�bricaposteriores a 1950, por lo que aconsejamos no aceptarlos como aut�nticas muestras.

Tambi�n queremos hacer notar que mientras en las restantes emisiones de Coen para Espa�a se encuentran numerosas pruebas de color o de dise�os diferentes a los adoptados, de estas emisiones no conocemos ninguna prueba, lo que nos confirma la poca importancia, en cuanto a representatividad y costo, que daban a los billetes divisionarios tanto Coen como el Banco de Espa�a.�����������������������������������

(Continuar�)

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