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Marzo 2017, Edición 114    23 de marzo de 2023

Madrasa Numismática

Por Almudena Ariza Armada

Bi-smi Allāh al-Raḥmān al-Raḥīm (“En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso”) (ﺑﺴﻢ ﺍﻠﻠﻪ ﺍﻟﺮﺣﻤﻦ ﺍﻟﺮﺣﻴﻢ): con estas palabras comienza el Noble Corán y se encabezan todas sus azoras (sura; pl. suwar) o capítulos, a excepción de la IX, la “Azora de la Contrición” (Surat al-Tawba).

Por Almudena Ariza Armada

Por norma general, y en la mayor parte de los casos, la moneda islámica medieval tiene grabadas en su cuño cuatro leyendas: dos en el anverso y dos en el reverso. En cada cara de la moneda, una se sitúa en el centro o área y la otra en el margen, a su alrededor. Por ello, la escuela numismática española denomina respectivamente a las leyendas del anverso como de la “primera área” (I.A.) o del “primer margen” (I.M.) y a las del reverso como de la “segunda área” (II.A.) o del “segundo margen” (II.M.).

Por Almudena Ariza Armada

¿Por qué resulta tan interesante la moneda islámica para los académicos y los coleccionistas? ¿Qué tiene de especial que le otorga un plus respecto a otras monedas? ¿Qué interés puede tener para el lector de estas líneas? Parafraseando el título del libro de Carmen Alfaro Asins “La moneda, algo más que dinero” (Madrid, 1997), fruto de la exposición del mismo nombre, la moneda islámica es mucho más que dinero.

Por Almudena Ariza Armada

¿Por qué resulta tan interesante la moneda islámica para los académicos y los coleccionistas? ¿Qué tiene de especial que le otorga un plus respecto a otras monedas? ¿Qué interés puede tener para el lector de estas líneas? Parafraseando el título del libro de Carmen Alfaro Asins “La moneda, algo más que dinero” (Madrid, 1997), fruto de la exposición del mismo nombre, la moneda islámica es mucho más que dinero.
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