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La escasez monetaria durante la Transición (II): La desaparición de la moneda

La escasez monetaria durante la Transición (II): La desaparición de la moneda

Por Fernando López del Burgo

miércoles 22 de julio de 2015, 08:42h

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En 1977, la moneda metálica circulante en España estaba compuesta por las piezas emitidas durante la Dictadura, con valores de entre 50 céntimos y 50 pesetas , y por las de nuevo cuño a nombre del Jefe de Estado, el Rey Juan Carlos I, que formaban una serie continuista con los mismos valores, aleaciones y módulos, y con piezas de entre 50 céntimos y 100 pesetas. Desde la muerte del dictador se comenzó a apreciar una desaparición paulatina de la mayoría de los valores en circulación, que fue agravándose, incluso con la acuñación de las nuevas monedas a nombre de Juan Carlos I.

La escasez de moneda circulante en todo el territorio español se debió a la conjunción de una serie de hechos históricos relevantes, decisiones económicas y a la credibilidad de algunos rumores, que luego se demostrarían falsos.

El coleccionismo numismático

Como era habitual en todas las naciones, un pequeño porcentaje de las monedas emitidas cada año eran extraídas de la circulación por los coleccionistas, tanto particulares como comerciantes, para sus colecciones respectivas o a la espera de una revalorización posterior. En 1976, con motivo del cambio de régimen, una nueva serie de monedas comenzó a circular con el busto de Juan Carlos I, por lo que dicho porcentaje aumentó considerablemente. La importancia histórica del momento originó una mayor extracción de moneda desde el mundo numismático, pero también a nivel particular como objetos de recuerdo. Este acaparamiento se notó especialmente en las nuevas monedas de 100 pesetas, que prácticamente desaparecieron de la circulación.

Además, varios rumores apuntaban a una pronta retirada de las monedas emitidas durante la Dictadura y el consiguiente aumento del valor de muchas de sus piezas, lo que provocó su atesoramiento por parte del público, en especial de la moneda fraccionaria de pequeño valor.

La proliferación de máquinas expendedoras

Esta fue una de las primeras causas presentadas por la administración para explicar la escasez de moneda, y seguramente tuvo una gran repercusión sobre los valores de 5 y 25 pesetas, pero su uso no afectó al resto de monedas. Durante estos años habían proliferado en gran medida el número de máquinas expendedoras de todo tipo (tabaco, bebidas, etc.) y de monedas (tragaperras, juegos, etc.), que recogían una grandísima cantidad de moneda metálica, pero en general volvían a la circulación a través de las entidades bancarias o de los propios establecimientos poco tiempo después.

El aumento del número de sucursales bancarias

Durante la década de los años 70, el número de sucursales bancarias en España había aumentado exponencialmente ampliando su radio de acción tanto en ciudades como en pequeños municipios. Por lo tanto el número de puntos de puesta en circulación de moneda también aumentó considerablemente, haciendo más lenta su distribución y disminuyendo el porcentaje que se podría asignar a cada una de ellas.

El turismo extranjero

Otra de las principales causas señaladas por el gobierno para la desaparición de la calderilla fue el turismo, sobre todo el estival. La práctica habitual del turista extranjero, desde sus orígenes, ha sido llevarse de recuerdo la calderilla sobrante de su estancia en los países visitados, y España no iba a ser la excepción.

Este porcentaje de moneda extraída por sí mismo tampoco pudo haber sido un problema importante, aunque cabe destacar que la escasez de moneda fue mucho más acentuada en las grandes ciudades, en las zonas costeras del mediterráneo y en las Islas Baleares.

Los turistas se llevan las monedas de peseta

Los turistas que visitan las Palmas hacen desaparecer con rapidez la moneda fraccionaria, especialmente la de una peseta. Según informa Cifra, desde hace un año, la escasez de moneda fraccionaria es notoria, hasta el punto de convertirse en auténtico problema, sobre todo para las entidades bancarias. Los turistas se están llevando a modo de recuerdo o con fines numismáticos las monedas con la efigie del anterior jefe de Estado y alas de nueva acuñación con el rostro del Rey. Todos los meses llega a Las Palmas un camión con ocho millones de moneda fraccionada que desaparecen rápidamente.

Hemeroteca ABC Sevilla. Domingo, 18 de diciembre de 1977. Pág. 22.

Los conflictos laborales en la casa de la moneda

Durante la transición, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (F.N.M.T.), conocida popularmente como Casa de la Moneda, era un organismo autónomo dependiente del Ministerio de Hacienda, por tanto las relaciones laborales se regían por la legislación general del personal laboral y funcionario de la Administración.

Desde octubre de 1976, los trabajadores de la Casa de la Moneda venían reclamando el establecimiento de un nuevo convenio laboral y la revisión del sistema de primas que tenían asignado. Las negociaciones entre los representantes de los trabajadores y el Ministerio de Hacienda se mantuvieron sin conflictos hasta el 6 de junio de 1977, en que comenzaron los paros parciales y totales. El conflicto finalizó el 15 de julio, al aceptarse en Asamblea los términos propuestos. Poco después, entre el 11 y el 18 de octubre volvieron los paros parciales en relación al cobro de la paga extra conocida como bolsa de ayuda. Tras las elecciones sindicales del 3 de febrero de 1978, se volvieron a convocaron nuevos paros vinculados con la negociación del Convenio de Artes Gráficas.[1]

La fabricación no sólo estuvo condicionada por este conflicto, ya que a los paros de junio y julio se unieron las vacaciones del personal de la Casa de la Moneda, por lo que la cantidad de moneda producida durante este periodo fue mucho menor.

Paro en la Casa de la Moneda

Los trabajadores de la Casa de la Moneda decidieron ayer en una asamblea realizar, a partir de mañana, un paro de cuatro horas y media en tanto no sean atendidas sus peticiones laborales.

El conflicto se inició la semana pasada, durante la cual los empleados realizaron paros diarios de dos horas de duración. En este tiempo no se ha llegado a ningún acuerdo con la empresa.

El motivo del conflicto es la pretensión, por parte de los trabajadores, de que se les aplique el convenio de Artes Gráficas con efectos de 1 de abril y que se revise el sistema de primas.

Hemeroteca ABC. Martes, 14 de junio de 1977. Pág. 21.

El falso valor del metal

Coincidiendo con la alarmante desaparición de la calderilla, a mediados de 1977 se extendió el falso rumor por toda la geografía española de que el valor del metal con que se fabricaban las monedas, en especial las pesetas rubias era muy superior al valor facial, por lo que la población las comenzó a acaparar. Para desmontar estos rumores tan dañinos para la economía española, la prensa informó continuamente de su falsedad, incluyendo datos específicos y elaborados.

Injustificado acaparamiento.

No es cierto que el metal de las monedas valga más que su cifra facial.

La moneda metálica que hay actualmente en circulación es suficiente para satisfacer las necesidades de demanda del mercado, afirma el periódico “Informaciones”, citando fuentes competentes del Banco de España. El vespertino agrega que a pesar de ser cierta esta información, una serie de circunstancias han provocado una psicosis de escasez y un acaparamiento totalmente injustificados.

En cuanto a las posibles causas que han podido contribuir a crear la escasez de moneda metálica, Cifra cita, entre otras, la insuficiente producción de la Fábrica de Moneda y Timbre a causa de la maquinaria y los problemas laborales; el incremento de oficinas de crédito, cuyo número ha crecido en dos mil; la proliferación de máquinas automáticas y el acaparamiento de los coleccionistas.

Estas circunstancias, que tienen una base real, se acompañan también con una serie de rumores absolutamente falsos, pero que –según el Banco de España- contribuyen desgraciadamente a crear esa psicosis de acaparamiento. El primero de ellos es la afirmación de que el contenido en metal de las monedas vale más que su valor real. De acuerdo con las cotizaciones del mercado internacional de minerales de Londres, el contenido de cobre, aluminio y níquel de la peseta no vale más de 40 céntimos; la moneda de 100 pesetas vale 3,23 pesetas; la de 50 vale 2,37 pesetas; la de 25 vale 1,61 pesetas, y la de 5 vale 1,69 pesetas. El último rumor, según las citadas fuentes, es el de que en Marruecos se paga a mil pesetas el kilo de pesetas. Este kilo tiene un precio exacto por su contenido de metales de 286 pesetas. (extracto)

Hemeroteca ABC Sevilla. Jueves, 29 de diciembre de 1977. Pág. 54.

A continuación se muestran algunos artículos de la prensa escrita de la época, exponiendo el grado de importancia que llegó a tener la falta de moneda fraccionaria, y donde se conectan las causas expuestas anteriormente.

Alarmante escasez de moneda fraccionaria en Sevilla.

  • Los Bancos no pueden atender las múltiples demandas de comercios y establecimientos.
  • Se rumorea que el valor del metal de la peseta es el doble que la moneda.

Retención y acaparamiento.- Las recientes huelgas de la Fábrica de Moneda y Timbre han contribuido a esta falta de moneda que padecemos. Pero, desde luego, ésta no es la única causa que ha originado este problema. Según comentarios que circulan por la calle, el valor específico de los metales que componen la peseta, es mayor que su valor facial, o sea, que si una peseta vale eso, una peseta, la aleación de metales que la componen puede valer, según dicen, hasta dos pesetas. Así, se rumorea que hay talleres que están fundiendo las monedas para destinar estos materiales a otros fines más productivos. Incluso se afirma que hay industrias que utiliza las pesetas para fabricar unas arandelas, destinadas al uso comercial. Desde luego, esto son sólo suposiciones, rumores y comentarios. Asimismo, se está comprobando que los bares y comercios que tienen instaladas máquinas, tanto de tabaco, como tragaperras, cuando los encargados van a recoger la recaudación de las máquinas, se quedan con toda la moneda fraccionaria que éstas acumulan, pagándola en billetes. De esta forma, ello soluciona su problema de cambio. Por otra parte, no todos los Bancos privados tiene la misma escasez de moneda, ya que algunos reciben las recaudaciones de la empresa de autobuses y de la de Telefónica, y esto les permite atender y surtir de moneda fraccionaria a sus clientes habituales. Mientras tanto, el Banco de España, en su función de regulador y distribuidor, recoge las monedas que le van llegando, según hemos podido saber en poca cantidad, y las distribuye y ponen en circulación… (extracto) Gloria Gamito.

Hemeroteca ABC Sevilla. Viernes, 11 de noviembre de 1977. Págs. 21 y 22.

La escasez de moneda fraccionaria producto de una injustificada psicosis de acaparamiento.

Barcelona, sin motivos que lo justifiquen, se está quedando sin moneda fraccionaria. En el autobús, en el Metro, en establecimientos, comercios y tiendas, todos son lamentaciones de los cobradores y empleados en el momento de devolvernos cambio una vez abonado el precio del pasaje o de algún artículo adquirido. ¿Qué pasa, en realidad, con las “rubias” y las monedas de cinco pesetas? A distinto nivel ciudadano, esta pregunta nos ha sido contestada en el sentido de que han llegado a su punto máximo las consecuencias de rumores sin fundamento que han provocado esta injustificada escasez.

…Sobre el rumor del valor intrínseco de una “rubia”, que se asegura superior a la peseta, también nos fue desmentida esta hipótesis. “Desde luego –se nos dijo- el metal de una peseta vale muchísimo menos que esta cantidad y, además, es una aleación totalmente inadecuada para fines industriales.”…

…A nivel popular, la escasez de “rubias” se atribuye al acaparamiento que de las mismas se hace por parte de aquellas personas que se han tomado en serio la voz de que su valor en peso, por el metal que contienen, es superior a una peseta, supuesto desmentido por el Banco de España…

…Pero todo hay que considerarlo como fantasía y en su conjunto, como hechos que han provocado esta baja en la circulación de moneda fraccionaria, que también ha dado origen a anécdotas divertidas, como la de un cobrador de autobús de la línea 47 que, a falta de cambio, entrega una pastilla de chiclé en lugar de la peseta que ha de devolver a cada pasajero que abona dos duros por el billete de nueves pesetas.- Joaquín COCA ROS. (extracto)

Hemeroteca La Vanguardia Barcelona. Martes, 8 de noviembre de 1977. Pág. 25.

De todo esto se puede deducir que aunque la escasez de moneda pudo comenzar a originarse en 1976, el momento crítico de la situación se produjo a principios del verano de 1977, coincidiendo con la política monetaria contractiva del gobierno, con el aumento del turismo extranjero y con los paros de la Casa de la Moneda. Y por si fuera poco, la situación se vería agravada durante los meses siguientes al extenderse falsos rumores sobre el aumento del precio de los metales con los que se fabricaban las monedas.

Talleres de la FNMT en 1976. Foto TVE.es-Filmoteca Española.

La falta de moneda fraccionaria no fue uniforme en toda España, ni en su porcentaje, ni en su duración, ni en sus repercusiones, por lo que la estructura empresarial y comercial de cada localidad o región tomo medidas diferentes. En general, la escasez de cambio en las transacciones obligó a una amplia fabricación y circulación de vales de pequeño importe [1], a la aplicación del redondeo en los precios o a la obligación de comprar o recibir otros artículos o servicios hasta alcanzar el importe de la moneda fraccionaria con que se pagaba.

Notas

[1] Las monedas con valores de 5, 10, 25 y 50 céntimos, anteriores a 1966, y las extrañas piezas de 2,5 pesetas de 1953, se habían retirado ya de la circulación. Las monedas de 100 pesetas de plata acuñadas desde 1966 contaron desde sus inicios con un valor intrínseco muy alto en relación al facial, ya que se proyectaron como piezas de prestigio similares a las antiguas monedas de 5 pesetas de plata. Dado el continuo aumento del valor de la plata, fueron retenidas por la población y los comerciantes numismáticos desde un primer momento, dejándose de fabricar en 1970. Finalmente dejaron de tener poder liberatorio por Real Decreto de 19 de diciembre de 1975.

2“El asambleísmo en la transición: La experiencia de la Casa de la Moneda de Madrid (1977-87)”, de Almudena Mozo Gayo. Cuadernos de relaciones laborales nº 3. Universidad Autónoma de Madrid. 1993. Págs. 95-106.

3 En general hasta 5 pesetas como máximo.

Próxima entrega: “El caso particular de Cataluña (III)”

BIBLIOGRAFÍA (II)

Los datos aportados a este trabajo han sido recopilados de las siguientes fuentes:

Historia y Economía:

  • HERNÁNDEZ ANDREU, Juan. “Economía política de la transición en España (1973-1980)”. Editorial Complutense. Madrid. 2004.
  • MOZO GAYO, Almudena. “El asambleísmo en la transición: La experiencia de la Casa de la Moneda de Madrid (1977-87)”. Cuadernos de relaciones laborales nº 3. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid. 1993. Págs. 95-106.
  • PAN-MONTOJO GONZÁLEZ, J. “Política y gasto social en la Transición, 1975-1982”. Incluido en “Historia de la Hacienda en el siglo XX. Monografía 2002.” Instituto de Estudios Fiscales. Ministerio de Hacienda. 2002. Págs. 236-240.
  • SÁEZ, José Luis. “Economía y política en la transición y la democracia”. Papeles de la Fundación nº 64. Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales y los autores. Madrid. 2001.
  • Hemerotecas de los periódicos ABC y LA VANGUARDIA.

[http://www.abc.es] [http://www.lavanguardia.com]

Numismática:

  • ALEDÓN, José María. “La Peseta. Catálogo básico”. Madrid. 1997.
  • GARCÍA, Miguel Ángel. “La Peseta”. 2011. Edición no venal. Publicado en el desaparecido portal NUMISMA. [http://www.numisma.org]

Este trabajo está abierto a debate y a la aportación de nuevos datos y conclusiones.

Fernando López del Burgo [[email protected]]

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