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La enseñanza de los errores y su autentificación ( I )

La ense�anza de los errores y su autentificaci�n ( I )

jueves 09 de febrero de 2017, 02:23h
El coleccionismo de errores tiene un componente que rara vez es estudiado y apreciado por los coleccionistas, especialmente por aquellos que solo ven en ellos una manera de acumular unos ejemplares curiosos o raros en su �lbum, sin valorar lo que nos pueden ense�ar sobre el proceso de fabricaci�n de los billetes y de sus caracter�sticas.

El an�lisis del origen de la formaci�n del error y el aspecto final del mismo nos ayudar� a comprender mejor como se ha impreso el billete y de paso a evitar que nos puedan vender una falsificaci�n.

Por supuesto, la exposici�n que haremos se limitar� a unos cuantos ejemplos que nos sirvan para nuestro prop�sito del conocimiento de fabricaci�n de los billetes pero invitamos a los lectores que posean errores a que intenten �descubrir� como se han formado los que poseen o vean.

Comenzaremos por un error que muy pocas veces se ve, en primer lugar porque es dif�cil que ocurra el fallo y en segundo porque es muy dif�cil detectarlo ya que rara vez se busca. Este error es el desplazamiento de la marca al agua, producido por una equivocaci�n en el primer paso de la impresi�n de un billete: la introducci�n del papel en la m�quina de impresi�n litogr�fica.

En el ejemplo que mostramos, y es el tipo que habitualmente se encuentra, el desplazamiento se ha producido al introducir el pliego en posici�n invertida (el papel tiene dos caras ligeramente diferentes debido al proceso de fabricaci�n y siempre se utiliza la misma para la impresi�n de los anversos) y direcci�n contraria al movimiento correcto. Este error nos muestra algo tan elemental como que el pliego solo admite una �nica postura para iniciar el proceso de impresi�n. Por supuesto, el error no es falsificable.

Seguimos con un tipo de error bastante infrecuente tanto por el n�mero de veces que se produce como porque en ocasiones pasar� desapercibido al no resaltar, visualmente, tal como ocurre con el error comentado en primer lugar. Este tipo de error es la falta de impresi�n litogr�fica.

Aunque es de sobra sabido, hay que comenzar indicando que la impresi�n litogr�fica es la primera que se imprime sobre el papel, por ello se observa que ocupa los fondos del billete y que sobre ella aparecen los motivos figurativos, leyendas y orlas.

A parte de los posibles problemas t�cnicos, el hecho de que sea la litograf�a la primera en imprimirse es debido a que el dise�o fundamental est� impreso en calcograf�a y para que queden lo m�s limpias posibles, estas im�genes se imprimen encima de la litograf�a. Por otra parte, una impresi�n litogr�fica posterior a la calcograf�a destruir�a, pr�cticamente, el relieve con lo cual anular�a una de las medidas m�s fundamentales de seguridad.

Si observamos cualquier billete de las emisiones de Juan Carlos I, a excepci�n del Carlos III, veremos que en todos ellos se encuentra un elemento de seguridad antifalsificaci�n, que llamamos �motivo de coincidencia�, consistente en una figura que se repite en anverso y reverso y que visualizadas por transparencia est�n perfectamente superpuestas. Estas figuras, efectuadas con la impresi�n litogr�fica, nos indica que se han impreso, a la vez, las dos caras del billete ya que si se hiciese en dos veces sucesivas, ser�a pr�cticamente imposible lograr una perfecta coincidencia.

Si observamos el 1.000 pta de Echegaray veremos que le falta, �nicamente, la litograf�a del anverso, conservando la litograf�a del reverso (al ser dif�cil de ver ampliamos la zona de la marca al agua), por el contrario en el billete de Carlos III vemos la ausencia de litograf�a en anverso y reverso.

El billete de Echegaray nos indica que la litograf�a se imprim�a en dos pasadas sucesivas, mientras que el de Carlos III nos dice que la impresi�n litogr�fica de anverso y reverso era simult�nea, pues es impensable que ocurriesen dos fallos sucesivos en un mismo billete. Con estos errores sabemos que la FNMT debi� adquirir nueva maquinaria para litograf�a a principios de los a�os 70, aunque no la utiliz� inmediatamente en la elaboraci�n de �motivos de coincidencia�.

Por otra parte, tendremos en cuenta que si nos ofrecen un error de falta de impresi�n litogr�fica, �sta deber� estar ausente en las dos caras en las emisiones del reinado de Juan Carlos I y, �nicamente en una de las caras en las emisiones anteriores.

A pesar del comentario anterior sobre la doble falta de impresi�n litogr�fica, conocemos una excepci�n que mostramos a continuaci�n.

Sabemos que las m�quinas de impresi�n litogr�fica modernas tienen un dispositivo que provoca la detenci�n de la impresi�n si, por error, se introducen dos pliegos a la vez. Pues bien, este sistema puede fallar, como lo muestra la pareja de �Rosal�a�, cuya imagen adjuntamos, dando lugar a un error, en mi opini�n, espectacular al conservarse los dos billetes y que solo lo hemos visto en esta ocasi�n.

A uno de los billetes le falta la impresi�n litogr�fica del anverso, mientras que a su pareja correlativa le falta la del reverso, error que solo se ha podido producir por la introducci�n simultanea de dos pliegos en la m�quina, por lo cual, al efectuarse la impresi�n, �sta solo se ha realizado en una de las caras del pliego. El proceso de impresi�n calcogr�fica, numeraci�n y guillotinado se realiz� con normalidad dando lugar a parejas correlativas ya que hay que tener presente que los ejemplares con numeraciones correlativas proceden de pliegos sucesivos.

En el siguiente billete que mostramos, Rosal�a de Castro, se ha producido un desplazamiento vertical del anverso respecto al reverso, situado en posici�n normal. En este billete vemos como se variaron los dise�os, de forma fundamental, al suprimirse los encuadramientos con orlas, lo que llev� aparejado que tambi�n variase el dise�o e impresi�n de la litograf�a, imprimi�ndose sin soluci�n de continuidad a lo largo de todo el pliego, desapareciendo los m�rgenes blancos longitudinales lo que nos permite conocer las dimensiones exactas de centrado en vertical que deben tener estos billetes.

El billete de Verdaguer, que carece de impresi�n calcogr�fica de reverso, nos deja ver la diferencia del comportamiento en el papel de la impresi�n calcogr�fica y la tipogr�fica.

La plancha para la impresi�n calcogr�fica tiene el grabado inciso, deposit�ndose la tinta en las ranuras, mientras que la superficie queda limpia de tinta. La impresi�n se efect�a con una presi�n muy alta de forma que ejerce una succi�n al mismo tiempo que deposita la tinta, por lo que la imagen resultante queda en relieve. En el billete que presentamos, al carecer de impresi�n del reverso, se ve todas las huellas, hundidas, de la impresi�n calcogr�fica del anverso.

La plancha tipogr�fica lleva �en alto� la imagen de los d�gitos, por lo que al imprimir, hunde el papel, y en nuestro ejemplar, contemplado por la cara opuesta, aparecen los d�gitos en relieve.

La prueba m�s segura para comprobar si la falta de calcograf�a es un error de impresi�n o es una manipulaci�n por borrado de la tinta es comprobar que no existe rastro del relieve de la impresi�n que falta y que est�n bien marcadas las huellas de la impresi�n de la cara opuesta. Por supuesto, cuando el billete est� muy circulado es dif�cil que se conserven los relieves por lo que ser� dif�cil realizar esta comprobaci�n.

Otra forma de validar la autenticidad del error, pero en el que influye la casualidad, es hallar un error id�ntico, en otro billete de la misma emisi�n y comprobar la relaci�n que existe en las numeraciones de ambos, ya que sabemos que estos errores de faltas de impresi�n, se repiten en el mismo pliego, al menos los contiguos en la misma fila, ya que la generatriz del rodillo de impresi�n es paralela a las filas. Al ser errores muy llamativos existe la posibilidad de que se haya conservado otro ejemplar del mismo pliego y que aparezcan en subastas.

Si comparamos las numeraciones de dos ejemplares con errores pr�cticamente iguales es posible que pertenezcan a la misma serie y sus numeraciones difieran en millares exactos, lo que indica, como veremos en un pr�ximo art�culo, que ambos pertenecen a un mismo pliego y la pr�ctica seguridad de que el error es aut�ntico ya que pensar que un falsificador de errores haya conseguido dos ejemplares separados en su numeraci�n, por poner un ejemplo, 50.000 n�meros exactos, y haya �fabricado� errores iguales, es atribuirles unos conocimientos y una suerte que no poseen.

Como ejemplo de estas coincidencias mostramos un ejemplar de mi colecci�n y uno encontrado en Ebay del 2.000 pta. de Juan Ram�n Jim�nez, en donde las numeraciones est�n separadas por 10.000 n�meros.

Estas coincidencias las hemos encontrado en repetidas ocasiones pero, casi en su totalidad, en errores de faltas en anverso ya que los cat�logos de subastas, cuando ofertan errores de reverso, solo ponen im�genes de la cara con error por lo cual no podemos conocer la numeraci�n del billete.

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