Las amplias medidas de apoyo vigentes están ayudando a las empresas y a los hogares de la zona del euro a hacer frente a las repercusiones de la pandemia, pero pueden surgir riesgos si las medidas se retiran de forma prematura o el apoyo se prolonga. Una retirada prematura del respaldo fiscal ―incluidos los programas de avales públicos y moratorias legales ― podría dificultar la recuperación económica y convertir las dificultades de liquidez de las empresas observadas al inicio de la pandemia en problemas de solvencia. El acusado incremento del endeudamiento de las empresas y de los países acrecienta los riesgos para la estabilidad financiera derivados de un nexo emergente entre deuda soberana, empresas y entidades de crédito a medio plazo, ya que tanto las entidades de crédito como los países están expuestos al riesgo inducido por la pandemia que afrontan las empresas de la zona del euro.
«Se espera que la rentabilidad bancaria siga siendo reducida. Las provisiones han aumentado, pero en algunos casos parecen optimistas, mientras que los avales públicos y las moratorias han alargado el lapso de tiempo que transcurre hasta que la debilidad de la evolución económica se plasma en pérdidas crediticias», afirmó Luis de Guindos, vicepresidente del BCE. «En estos momentos, los programas de apoyo de los Gobiernos son esenciales, pero deben continuar focalizados en proporcionar respaldo económico relacionado con la pandemia y en evitar que se susciten dudas sobre la sostenibilidad de la deuda en el medio plazo», añadió.
Para las entidades de crédito de la zona del euro, que al inicio de la pandemia tenían balances más sólidos que en la época de la crisis financiera global, la retirada prematura de los avales públicos y de las moratorias podría provocar una oleada adicional de pérdidas. También se espera que tengan que hacer frente a presiones continuas sobre la rentabilidad, debido, entre otros factores, a unas perspectivas de crédito más débiles y a la persistencia de retos estructurales. Los colchones de capital de las entidades siguen siendo holgados y deben continuar estando disponibles para absorber pérdidas y favorecer la concesión de crédito durante un período prolongado. Las autoridades deben vigilar la efectividad de las políticas dirigidas a apoyar el uso de los colchones y evitar el desapalancamiento. Al margen de la pandemia, es importante que los bancos, junto con el resto del sistema financiero, gestionen los riesgos para la estabilidad financiera derivados del cambio climático y contribuyan a la transición a una economía más verde.
La vuelta a la asunción de riesgos por parte de las entidades no bancarias, incluidos los fondos de inversión, también incrementa su vulnerabilidad a salidas de fondos y a pérdidas en caso de producirse un aumento significativo de los riesgos de crédito de las empresas. Estos riesgos se ven acrecentados por las persistentes deficiencias del marco macroprudencial de las instituciones financieras no bancarias.