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La mitología y la moneda: Eubea

La mitología y la moneda: Eubea

Por José A. Jiménez Peris

miércoles 04 de noviembre de 2015, 06:18h

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Con este capítulo dedicado a Eubea, la veneciana Negroponte, finalizamos el recorrido mitológico-monetario por la Grecia central y meridional para adentrarnos a continuación por los más exóticos territorios del norte como el Epiro del rey Pirro, el de las victorias pírricas; Tesalia, el presunto escenario de la Titanomaquia; y la misteriosa y salvaje Tracia, residencia de Bóreas, el cruel dios del viento del norte. Más tarde continuaremos visitando las colonias griegas en Asia Menor e islas adyacentes. Pero no adelantemos acontecimientos y veamos qué dicen las leyendas sobre la isla de los buenos bueyes, como la conocían los atenienses.

Croquis de la isla de Eubea frente al Ática y Beocia.

Los orígenes son nebulosos, aunque de los mitos puede deducirse que, en el reparto divino, el territorio correspondió al dios río Asopo, quien lo cedió a varias de sus hijas, cada una de las cuales hizo brotar un copioso manantial que incrementó la feracidad de la tierra. La ninfa Eubea hizo manar el más abundante y la isla fue denominada con su nombre. A ella acudieron pequeños contingentes humanos de procedencia dispar que ocuparon los lugares más ricos y estratégicos.

Más tarde, cuando los jonios fueron expulsados de su territorio del norte del Peloponeso por los aqueos, buscaron refugio en el Ática, donde fueron bien acogidos, pero pronto la carencia de tierras de cultivo para satisfacer las necesidades de una población creciente obligó a organizar varias expediciones colonizadoras que, durante el período micénico, se dirigieron a la vecina Eubea.

El primer asentamiento colonial se estableció en la costa noroeste de una península que dividía el golfo de Eubea en dos. Se levantó una ciudad junto a la fuente protegida por Calcis, hija del dios Asopo, y tanto la urbe como el accidente geográfico recibieron el nombre de la ninfa. La leyenda dice que fue edificada antes de la guerra de Troya por colonos dirigidos por Pandoros, hijo de Erecteo, rey de Atenas.

Una nueva expedición se estableció en la costa sudeste y la ciudad fue llamada Eretría en honor a otra hija del dios río Asopo protectora de la fuente que abastecía de agua la nueva colonia.

Ambas localidades fueron muy prósperas siendo su principal fuente económica la agricultura mediterránea, con viñas, olivos, cereales y hortalizas. También abundaba la ganadería ovina, bovina y caprina. Con el tiempo, fundaron nuevos asentamientos en la isla, generalmente sobre otros preexistentes, y finalmente, la fértil llanura de Lelanto, regada por las aguas que la ninfa Eubea había hecho fluir, provocó un largo conflicto entre ellas a lo largo del siglo VIII a. C.

Los calcidios protagonizaron la desmitificación de las leyendas sicilianas cuando una de sus naves, bajo el mando de Teocles, naufragó en las costas isleñas y la tripulación entró en contacto con los nativos descubriendo que no eran belicosos y que la tierra era muy fértil. En los siglos VIII y VII a. C. fundaron varias colonias entre las que destacaban Naxos, Catania, Leontini, etc.

Atenas necesitaba el trigo y el ganado de Eubea y de ahí que interfiriera en los asuntos de la isla a la que dominó en el siglo VI a. C. Tras la derrota ateniense en la Guerra del Peloponeso (año 404 a.C.) el territorio fue dominado sucesivamente por tebanos y macedonios hasta el año 194 a. C. en el que fue conquistada por Roma.

Un hecho cultural destacable sucedido en la isla fue la muerte de Aristóteles en Calcis, en el año 322 a. C., por causas naturales.

Los artistas monetarios de Calcis utilizaron como diseños preferentes los símbolos de Zeus y el rostro de la ninfa protectora de la ciudad. La serpiente picoteada por el águila del rey de los dioses, también puede interpretarse cono una deferencia hacia Dioniso, cosa nada extraña por la abundancia de viñas.

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Tetradracma acuñado en Calcis hacia 465 a. C.

Anverso: Águila volando con una serpiente sujeta entre el pico y las garras.

Reverso: Rueda con cuatro radios y las letras C-A-L en estilo arcaico en tres cuarteles. Todo dentro de un triángulo incuso en cuyos vértices se hallan los caracteres Y-[A]-L.

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Dracma batido en Calcis entre 338-308 a. C.

Anverso: Cabeza de la ninfa Calcis adornada con pendiente y collar.

Reverso: XAΛ retrógrada. Águila con las alas desplegadas y con una serpiente entre sus garras a la que picotea. HI ligadas a la izquierda.

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Dracma acuñado en Calcis entre 338-308 a. C.

Anverso: Cabeza de la ninfa Calcis.

Reverso: Águila volando hacia arriba agarrando una serpiente. Flores abajo, a la izquierda.

En Eretría destacan como motivo en el diseño monetario una vaca conmemorativa de la leyenda de Ío, que crió en la isla a su hijo Épafo concebido con Zeus. El mito nos habla de que Ío formaba parte del séquito de Hera y fue seducida por Zeus. Hera, celosa, quiso castigarla, pero su marido, tratando de evitarlo, transformó a su amante en una vaca y la mezcló con el rebaño para que pasara desapercibida. No obstante, Hera la descubrió y pidió a su marido que se la entregara. Éste se vio obligado a efectuar la entrega y la reina de los dioses para evitar que mantuviera contacto con su marido, la puso bajo la custodia de Argos, un gigante con cien ojos que siempre mantenía algunos abiertos. Zeus ordenó a Hermes que la rescatara y el heraldo de los dioses consiguió dormir al gigante y lo mató permitiendo que la cautiva escapara. Hera, para inmortalizar al fiel guardián hizo que sus ojos se dibujaran en el plumaje del pavo real, uno de sus animales totémicos. La fugitiva, en su peregrinar huyendo de Hera, recaló en Eretría.

También es posible que la aparición de la vaca con los cuernos adornados con cintas e hilos haga referencia al apelativo que se otorgaba a la isla en Atenas: “la de los buenos bueyes”.

La figura del pulpo, posiblemente represente la abundancia del molusco cefalópodo en la zona frecuentada por los pescadores de la ciudad.

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Tetradracma batido en Eretria entre 500-465 a. C.

Anverso: Vaca de pie rascando la cabeza con las patas. Golondrina sobre el lomo. E bajo las patas traseras.

Reverso: Pulpo en cuadrado incuso.

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Dracma acuñado en Eretria siglos IV-III a. C.

Anverso: Cabeza de la ninfa Eubea.

Reverso: EY, sobre cabeza y cuello de vaca con hilos o cintas colgando de los cuernos. Símbolo de lira a la derecha.

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Estátera emitida en Caristo entre 250-200 a.C.

Anverso: Cabeza masculina imberbe y con diadema.

Reverso: Nike conduciendo una biga al galope con una corona.

Al norte de la isla, frente a la costa de Tesalia, se alzaba la marinera ciudad de Histaia u Óreo que homenajeaba a la ninfa protectora y a la flota en las monedas acuñadas en sus talleres

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Tetróbolo acuñado en Histiaia entre los siglos III-II a. C.

Anverso: Cabeza de la ninfa Histiaia con diadema.

Reverso: IΣTIAIEΩN y ninfa sentada sobre una galera sujetando el mástil de un estandarte naval.

La existencia de viñas exigía el culto a Dioniso, sin olvidar el mito de Ío.

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Dracma emitido en Histiaea entre 196-146 a. C.

Anverso: Cabeza de ménade (seguidora de Dioniso) con pendiente, collar y guirnalda de hojas de vid.

Reverso: Vaca caminando con dos racimos de uvas al fondo. Monograma delante.

Las ciudades de Eubea se sublevaron contra la tiranía ateniense formando una coalición, la Liga Eubea, que batió moneda en común.

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Dracma batido en el seno de la Liga Eubea entre 323-320 a.C.

Anverso: Cabeza de la ninfa Eubea con los cabellos recogidos y pendiente.

Reverso: E Y sobre cabeza de una vaca con bandas pendiendo de los cuernos. A la derecha, un ánfora.

Próxima entrega: Epiro y el dicho “victoria pírrica”

Bibliografía:

Diccionario de mitología griega y romana. Joël Schmidt. Larousse.

Descripción de Grecia. Pausanias. Biblioteca Clásica Gredos.

José A. Jiménez Peris

http://historiadelasmonedas.wordpress.com

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