Cómo y cuándo comenzó su afición notafílica
Desde niño siempre me ha gustado guardar cosas: sellos, calendarios, monedas…, he sido lo que se podría llamar un “acumulador”, que en su inicio nada tiene que ver con la palabra “coleccionista”.
Aunque con los años me he dado cuenta que coleccionar es algo más que guardar cosas en una caja. Ya de joven llenaba álbumes de cromos con el lógico orden necesario para su cumplimentación. Posiblemente mi afición por viajar al extranjero (suelo viajar fuera en periodos vacacionales) me animase a traerme billetes de los países visitados, y cuando éstos ya empezaron a ser “multitud”, se me ocurriese empezar a coleccionarlos de verdad, o sea, catalogarlos, valorarlos, clasificarlos y guardarlos con un orden adecuado.
Para ser franco, aunque llevaré más de veinte años guardando billetes, digamos que
coleccionando llevo unos ocho años. Y apenas tres dando a conocer en distintos foros los entresijos notafílicos de los billetes que caen en mis manos, bien desde mi página web “Numiszarrios”, bien en las redes sociales o, desde hace un año en “Numismático Digital” a través de “El Rincón de Juanjo”.
Cuál fue el primer billete que llegó a sus manos
Como comentaba en mi primera colaboración en “Numismático Digital”, allá por julio de 2014, quizá el inicio en esta afición me lo provocó mi padre, al darme unos billetes que se trajo de su tierra cuando en la década de los ’50 decidió venir a labrarse un futuro en Aragón.
Contaba entonces: “Inicié mi afán coleccionista cuando mi padre me pasó unos billetes de 25, 50 y 100 pesetas que guardaba como un tesoro en la maleta de madera que uso cuando emigró, en los años ‘50 de Andalucía a Aragón para emprender una vida laboral, crear una familia y ganarse la vida. Eran esos billetes de finales de la monarquía de Alfonso XIII, pero de las series que ya salieron en época de la Segunda República. Actualmente no son ningún tesoro de billetario, ya que aún se ven muchos y se consiguen baratos, pero para mí son un tesoro familiar, y la mecha que encendió todo…y ¡eso no se compra con nada!”Estos son, sin duda, mis tres primeros billetes.
Qué tipo de billetes colecciona
Me gusta coleccionar billetes que ya no son de curso legal, a los que ya se les puede dar un valor añadido distinto a su valor intrínseco o fiduciario. Hay verdaderas obras de arte en los billetarios mundiales. Y muchos billetes nos ofrecen lo mejor de sus países en sus grabados, en los dibujos de sus anversos y reversos y en sus composiciones, aunque con otros debemos aceptar el excesivo culto al líder, sea noble, héroe o dictador. Si tratamos de ver en ellos más allá de su valor, nos acercarán a la cultura e historia de sus países.
¿Más españoles que extranjeros, o viceversa?
Coleccionar billetes españoles tiene un límite, y no digamos si te adentras en el siglo XIX, en cuyo caso el límite es principalmente económico, no apto para cualquier bolsillo. Aunque tengo la suerte de contar con una buena muestra del billetario español, puedo decir que he sido más intrépido al querer extenderme a billetarios mundiales. Lógicamente tengo muchos más extranjeros que españoles, y de vez en cuando me permito el lujo de adquirir alguna joya extranjera difícil. Lo que sí tengo muy claro es que mi colección no persigue billetes inmaculados, más bien huyo de los SC o EBC que multiplican su precio por su conservación, ya que lo que busco es sacarles el jugo histórico y artístico, tratando de interpretar lo que vemos en ellos más allá de su valor como moneda.
¿En qué basa su colección
Digamos que mi búsqueda persigue formación y aprendizaje a la vez. Exploro catálogos y guías para saber qué compro y, una vez puedo “radiografiar” el billete, aprendo de su imagen, coordinando su historia con la cultura que representa en sus grabados y el lado artístico de sus creadores. En tres palabras: “Aprender, Comprender y Divulgar”, claro está, desde el punto de vista de un aficionado.
Mi única manía es que no comento ningún billete hasta que no llega a mi colección, o al menos pasa por mis manos. Vamos, que mi “enciclopedia notafílica” no puede ser más incompleta, por muy ordenada que la presente.
¿Busca sólo rarezas?
Más que rarezas, me gustas mucho los billetes clásicos; cualquier billete con más de cincuenta años es difícil de conseguir, pero no cabe duda que buscar billetes de países que hasta hace pocas décadas eran colonias, o billetes de épocas de entreguerras, de países que ya no existen, etc., para mí es más estimulante, aunque en contra está siempre su coste, si se encuentran.
¿Que notafílico no estaría encantado de poder enseñar un billete de Zanzíbar, o de Abisinia, de Madeira, o del Banco Español Filipino…?
¿Cuál es la pieza más rara de su colección?
Recientemente adquirí un billete de 50 libras libanesas de los años ’40 y un tamaño de 215 x 125 mm., realmente imponente. Junto a un pequeño billete de 14 chelines del Asentamiento de Pensilvania de 1773 son dos joyitas muy raras que guardo con orgullo.
¿Y la que más le ha costado encontrar?
Más que encontrar, adquirir. No me cansaré de contemplar una de nuestras joyas españolas, el billete de 1.000 pesetas de 1907, “divinamente” llamado “El Angel”. Fue de los últimos que incorporé a mi colección de España y uno de los más bonitos de nuestro billetario.
¿Cuántos billetes tendrá aproximadamente? ¿Todos clasificados?
Nunca se me ha ocurrido contarlos... ¿Alguien sabe cuántos billetes diferentes se han emitido a nivel mundial?
Puedo decir que no persigo cantidad sino cualidad, rasgo que les aporto cuando su propiedad me permite escrutarlos en mis manos. Los voy clasificando a la vez que posteo en los distintos foros en los que participo y los cuelgo en mi página. Realmente, aunque ordenados, me faltan muchos por “contextualizar”.
Qué catálogos utiliza para la clasificación de sus billetes
Para los billetarios mundiales, los tres catálogos de World Paper Money; para los españoles la edición Filabo.
Cuando compra algún billete piensa además que éste puede ser objeto de inversión
Nunca pienso en su valor para futura venta. Un coleccionista conecta tan fuertemente con su colección que no creo que la valore con fines comerciales. Puede ser una inversión, pero no en el concepto que se tiene cuando se invierte en algo revalorizable.
Quizá los coleccionistas dejemos ese pensamiento para nuestros familiares cercanos, que puede que sean quienes afronten su venta futura, no ya billete a billete sino como colección. He conocido pocos coleccionistas que compren para vender, salvo que profesionalmente se dediquen a ello, o que una situación imprevista les obligue a deshacerse de ésta, claro está.
Dónde suele comprar sus billetes: tienda, mercadillo dominical, subastas, Internet…
Actualmente mi “proveedor oficial” es Internet. La red nos ha permitido abrirnos a muchos mercados lejanos e inaccesibles físicamente. Aunque los billetes raros y costosos tienen que llegar por conductos seguros, algo para lo que Internet es incierto; seguridad que solo un buen profesional o una buena casa de subastas te va a conceder.
No obstante, los profesionales notafílicos cada vez tienen más presencia en las redes virtuales, bien con sus tiendas on line o a través de portales de subastas reconocidos.
Los mercadillos me gustan por la cercanía con mis semejantes, con los que comparto afición. De hecho fueron mi primera guía y donde inicié esta andadura por la Notafilia con mis primeras adquisiciones.
¿Le satisface hacer partícipes de sus conocimientos a los lectores de sus artículos?
¡Por supuesto! Además quisiera aclarar que mis “Pinceladas Notafílicas” son fruto de una búsqueda exhaustiva de información y total presunción de veracidad hacia las publicaciones académicas, en las que, como humilde aficionado, confío plenamente. Mi deseo es popularizar la Notafilia con un argumentario cercano al lector y una posición de contraste debido a mi característica de coleccionista amateur.
Ya lleva unos cuantos publicados en “Numismático Digital”, ¿seguirá con sus “Pinceladas Notafílicas” en el “Rincón de Juanjo”?
Así es, creo que ya son más de sesenta publicaciones, semanalmente, con mayor o menor seguimiento, pero que ahí están para su revisión en ese apartado que “Numismático Digital” tuvo a bien crearme como “El Rincón de Juanjo”.
Sólo si los seguidores de “ND” me acompañan, mantendré mi humilde aportación semanal. Hasta el momento estoy agradecido con vuestra confianza y con el formato, aunque a veces tenga poca visibilidad al no informar en su página principal cada vez que cuelga una nueva “pincelada”. Este paso, si lo estimase ND, daría mayor dinamismo a ese querido “Rincón”.
¿Y nada más…?
Bueno, tan solo animar al aficionado notafílico a “engancharse” a este interesante canal informativo que viene siendo “Numismático Digital”, y si a través de mis “Pinceladas Notafílicas” estima continuar su búsqueda, abrirle de par en par las puertas de mi colección a través de la página www.numiszarrios.com