Amable lector: Iniciamos con este artículo una trilogía dedicada a la isla de Lesbos, una de las más extensas del Mediterráneo, situada en las proximidades de la costa turca del mar Egeo. Los hititas se referían a ella como Lazpa y Homero en el Canto II de la Ilíada decía: “…y que en el espacio que comprende Lesbos, donde reinó Mácar…”
Nos proponemos echar un breve vistazo a sus monedas relacionándolas con los mitos que inspiraron el diseño, en los que intervienen algunas de las más conocidas deidades olímpicas y otros destacados personajes de la mitología helena.
Acompáñeme, si le place.
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Una leyenda nos cuenta que Macareo, hijo de Helios y Rodo, se exilió de Rodas por haber dado muerte a su hermano Ténages y llegó a una alejada isla colonizándola. Tuvo una hija llamada Mitilene que fue amante de Poseidón con quien procreó a Mitilo. La reina ordenó edificar una ciudad, a la que dio su nombre, que se constituyó poco después en la capital del territorio.
Los talleres de acuñación monetaria de las ciudades lesbias fueron prolíferos, en particular el de Mitilene, y los artistas que trabajaron en ello utilizaron muy diversos motivos en el diseño, incluyendo la imagen de la propia fundadora de la ciudad.
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Hecte de electrón emitido en Mitilene entre 412-378 a. C.
Anverso: Cabeza de la ninfa Mitilene.
Reverso: Cabeza de Pan entre un cuadrado lineal.
Las urbes de la isla, al igual que otros asentamientos griegos, fueron tributarias del rey Creso de Lidia durante un tiempo, lo que justificaría el empleo del león y el toro como motivo en el diseño monetario. Creso exigiría los tributos en monedas que circularan sin dificultad por su reino.
No obstante, alguna versión considera que ese dibujo es debido a la influencia de Hera en la zona, ya que sus animales totémicos coinciden con los símbolos de Lidia. Esta idea puede ser avalada por la semejanza entre los diseños de Lesbos y Samos, lugar de nacimiento de la diosa.
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Hecte (1/6 de estátera) de electrón batido en Mitilene hacia 515 a. C.
Anverso: Parte delantera de un toro corriendo.
Reverso: Cabeza de león rugiendo incuso.
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Hecte de electrón emitido en Mitilene entre 521-478 a. C.
Anverso: Cabeza de león rugiendo.
Reverso: Cabeza de vaca incusa.
Apolo, inspirador y patrono de las colonizaciones, estuvo ampliamente representado en Lesbos, unas veces con alguno de sus símbolos, cítara, halcón, etc. y otras con su hermana Artemisa, o alguna figura femenina.
Su cabeza aparece coronada de laurel, galardón que gratificaba la victoria en las Juegos Píticos celebrados en su honor en Delfos. El laurel era para Apolo sagrado desde que su amada Dafne, que no le correspondía, fue transformada en el árbol por su padre, el dios río Peneo, para salvarla de sus exigencias amorosas.
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Hecte de electrón batido en Mitilene entre 375-326 a. C.
Anverso: Cabeza laureada de Apolo.
Reverso: Cabeza femenina ¿Leto? en cuadrado lineal.
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Hecte de electrón batido en Mitilene entre 377-326 a. C.
Anverso: Cabeza de Apolo.
Reverso: Cabeza de Artemisa.
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Hecte (1/6 de estátera) de electrón batido en Mitilene hacia 330 a. C.
Anverso: Cabeza de Apolo.
Reverso: Águila o halcón con la cabeza vuelta.
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Estátera de plata emitida en Mitilene entre 350-250 a. C.
Anverso: Cabeza de Apolo.
Reverso: Cítara en cuadrado lineal.
Deméter como diosa de la agricultura y su hija Perséfone, símbolo del renacer de la Naturaleza, también estuvieron representadas.
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Hecte (1/6 de estátera) batido en Mitilene entre 375-326 a. C.
Anverso: Cabeza de Deméter.
Reverso: Trípode sacrificial.
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Hecte de electrón batido en Mitilene entre 377-326 a. C.
Anverso: Cabeza de Perséfone.
Reverso: Toro embistiendo.
En otros talleres de Lesbos se acuñaron ejemplares con el rostro de Deméter, sin duda influenciado por el amplio culto que recibía la diosa en toda la Hélade y porque, según algunas versiones, era de procedencia asiática.
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Bronce acuñado en Eresos en el siglo III a. C.
Anverso: Cabeza de Deméter.
Reverso: La leyenda ERESI entre una corona de grano.
Crisomallo, el carnero de Poseidón cuyo vellocino se componía de finas hebras de oro, también fue representado acompañado de un gallo. Éste, originario de Persia, fue ave augural y los griegos lo consagraron a Hermes y a Esculapio, pero, principalmente, a Ares por su actividad de vigilancia militar.
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Hecte de electrón batido en Mitilene entre 521-478 a. C.
Anverso: Cabeza de carnero y gallo joven a la izquierda.
Reverso: Cabeza de león incusa.
El mito más común sobre el origen de Adonis cuenta que Cíniras, rey de Chipre, tenía una bellísima hija llamada Esmirna, en cuyo honor fundó la ciudad del mismo nombre. La esposa del rey afirmaba que su hija era más bella que Afrodita ofendiendo con ello a la diosa, quien, como venganza, hizo concebir a Esmirna una incontenible pasión hacia su padre. Cíniras la rechazó, pero la muchacha hizo que su nodriza embriagara al rey y así pudo consumar su pasión quedando embarazada de él. Cuando la situación fue descubierta, el padre, enfurecido, persiguió a su hija para matarla. Esmirna huyó pidiendo misericordia a los dioses y Afrodita, compadecida, la transformó en el árbol de la mirra sobre el que Ciniras disparó una flecha. Al impactar el proyectil contra el tronco, nació Adonis.
Afrodita quedó hechizada por la belleza del recién nacido y decidió salvarlo entregándoselo a Perséfone para que lo cuidara hasta que ella pudiera recogerlo. Pero la reina del Inframundo también quedó subyugada por su belleza y rehusó entregarlo. La disputa entre ambas diosas fue resuelta por Zeus decidiendo que Adonis estuviera cuatro meses con Afrodita, cuatro con Perséfone y los cuatro restantes con quien él deseara. El muchacho prefirió pasarlos con la diosa del amor.
Afrodita, temiendo los celos de Ares, advirtió al joven que evitara enfrentarse a un jabalí excesivamente grande porque podría ser muy peligroso. Adonis ignoró la recomendación de la diosa y cuando apareció Ares convertido en un monstruoso animal, lo atacó muriendo despedazado por sus dentelladas.
Afrodita, profundamente apenada, roció néctar sobre el cuerpo de su amado convirtiendo cada gota de su sangre en una flor roja llamada anémona. La diosa, al intentar ayudarle, se hirió con unas zarzas y sus gotas de sangre se transformaron en unas flores semejantes a las rosas a la que llamó adonis.
Probablemente la siguiente moneda esté relacionada con la leyenda.
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Hecte de electrón batido en Mitilene entre 521-478 a. C.
Anverso: Parte delantera de un verraco alado.
Reverso: Cabeza de león rugiendo incusa.
El próximo capítulo, Lesbos (II), estará dedicado a las monedas lesbias relacionadas con Dioniso, el dios del vino y del jolgorio.
Bibliografía
Pausanias. Descripción de Grecia. Libro X. Biblioteca Clásica Gredos.
Homero: La Ilíada. Ediciones Petronio S. A.
Joël Schmidt. Diccionario de la mitología griega y romana. Larousse.
José A. Jiménez Peris
