Pero a veces, muchas veces, Google no lo cuenta todo. Al menos eso ocurre con la plata como metal precioso, valor refugio junto al oro, y objeto al alcance de todos como producto de inversión.
La plata, como metal, ya se menciona en el Génesis, aunque no es hasta cuatro mil años antes de Cristo cuando nuestros antepasado aprendieron a separar la plata del plomo. Posteriormente, durante siglos, fabricaron barras y tiras metálicas en plata para el uso comercial y como referente de riqueza. Después vendría la orfebrería, armas de guerra, utensilios, etc., realizados con el metal argénteo. Pero no sería hasta el siglo V, año 510 a.C., en la época de Pericles, cuando en la Grecia antigua, en Egina concretamente, apareciera la primera moneda con una imagen diseñada que imitaba a una tortuga marina.
Desde entonces, la plata fue la base de las monedas que circularon por el mundo conocido: dracmas, denarios, reales… así hasta el Descubrimiento de América y sus grandes minas de plata. Desde ese momento la moneda de plata española, el Real de a 8, surcaría los mares y las rutas comerciales desde Veracruz a Europa, desde el Callao a Asia.
La plata se empleó como unidad básica monetaria en muchos países, pero a finales del siglo XIX el descubrimiento de grandes depósitos de plata, especialmente en América central, hizo que se devaluara muchísimo, por lo que la mayoría de los países desarrollados optaron por pasar al patrón oro, hasta después de la II Guerra Mundial primero y hasta 1971 después.

En España, la última moneda de plata que circuló se emitió en 1966, con valor nominal 100 pesetas, con metal de 800 milésimas, y la efigie de Franco en el anverso. Aguantó poco en el mercado, hasta 1970, pues su valor nominal se quedó muy por debajo del precio que alcanzó el gramo de plata en los mercados internacionales. Es decir, esas 100 pesetas fundidas en el horno superaban en precio al del valor oficial que aparecía grabado en el reverso. Además fueron acaparadas por los especuladores de la época y no llegaban a circular.
¿Cómo se mide la plata?
En primer lugar, la pureza de la plata, igual que en el caso del oro o el platino, se evalúa por el sistema de milésimas, el cual determina las partes por mil de metal puro en el total de la masa de la aleación. Por ejemplo, si una aleación contiene un 88% de plata y un 12% de cobre, su pureza en milésimas es del 880 o, lo que es lo mismo, 880 partes por mil.
La plata fina es pura al 99,9%, pero es demasiado maleable para ser utilizada en la fabricación de joyas o artículos de plata.
La plata de ley es pura al 92,5%, y contiene un 7.5% adicional de aleación, generalmente cobre. Se trata de la composición estándar para la joyería y la fabricación de otros artículos de plata. Se la llama “plata de 925”, en alusión a su pureza en milésimas, muy utilizada en las monedas bullion o de inversión desde los años 80 del pasado siglo.
Y sus precios, ¿cómo han variado?
En el último siglo los precios de la plata han experimentado una variación en una proporción de entre el 1:15 y el 1:100 con respecto al precio del oro.
En 1980 el precio de la plata alcanzó su máximo, en parte gracias a la manipulación del mercado llevada a cabo por parte de Nelson y Herbert Hunt, dos multimillonarios americanos que empezaron a acumular grandes cantidades de plata (se estima que unos 100 millones de onzas). En 1979 habían arrinconado a casi todo el mercado, lo que les reportó unos beneficios entre 2 y 4 mil millones de dólares.
Ese 1979 se inició en enero con un precio de algo más de 6 dólares la onza, para llegar a septiembre en 16 dólares y finalizar el año en 32 dólares la onza. No estuvo nada mal para los inversores que celebraron el Año Nuevo comprando plata y festejaron el Fin de Año con pingues beneficios, sobre todo si aguantaron hasta el 18 de enero de 1980 cuando el precio de la onza de plata alcanzó los 49,45 dólares.
Entre 1980 y 2000 los precios de la plata se mantuvieron bastante tranquilos, bastante a la baja y al final el valle, pero a partir del 2005 éstos aumentaron significativamente, pasando de los 5 dólares por onza de años anteriores a los más de 14 dólares en diciembre de 2006, y a los más de 20 dólares en marzo de 2008. Durante 2010 el spot neoyorquino marcaba ya los 30 dólares onza.
Justo cuando empezó la crisis financiera global en octubre de 2008, el precio de la plata se desplomó un 60%. Sin embargo, en abril de 2011, la inversión en plata creció sustancialmente a su máximo en 31 años hasta algo más de 48 dólares la onza, debido a la enorme inestabilidad económica y a la preocupación por la inflación.
En 2012 se mantuvo el precio de la plata por encimas de los 30 dólares onza, para mantenerse al año siguiente por encima de los 25 dólares durante los primeros meses. En 2014 volvieron a bajar los precios dando la oportunidad a los inversores para tomar posiciones ante el futuro, con ligeras alzas en 2015 y este año 2016.
No cabe duda que, una vez más, se cumple la premisa que este metal precioso, al igual que el oro, hay que contemplarlo a largo plazo. Con la tranquilidad de que, cuando se compra en el buen momento a precios muy accesibles, se puede preparar un futuro alagüeño a largo plazo.
Producción y reservas de plata
La plata se produce en 55 países, siendo solo cinco, Perú, México, China, Chile y Australia, las naciones que concentran más de la mitad del total de la producción mundial.

Perú siempre ha sido un importante productor de plata, ocupando por largo tiempo el segundo lugar en el ranking internacional, detrás de México, aunque desde hace tres años ocupa el primer puesto, con una participación del 17.7% (3,7 millones de kg.) de la producción mundial.

En el mercado mundial, los principales demandantes de plata son Estados Unidos, Japón, India, China, Italia y Alemania.

Respecto a las reservas de plata mundiales la sorpresa es que no coinciden países demandantes con reservas, ya que en primer lugar se coloca Perú, seguido de Australia, Polonia, chile y China.