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La casa Perkins Bacon de Londres

La casa Perkins Bacon de Londres

Por Ramón Cobo Huici

miércoles 02 de marzo de 2016, 04:50h

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En artículos anteriores habíamos comentado los billetes elaborados por Bradbury y De La Rue para el Banco de España por lo que nos pareció interesante completar la información con la tercera firma inglesa que también fabricó billetes para España.

Al desarrollar el artículo vimos que éste tenía demasiada extensión, ya que creímos que merecía la pena detenernos en aspectos técnicos a los que, difícilmente, tiene acceso el coleccionista normal, por lo que decidimos hacer un doble artículo, el primero sólo sobre la firma Perkins y un segundo sobre los primeros billetes españoles fabricados en Inglaterra, entre cuyos fabricantes se encontraba la Perkins.

The Perkins Bacon fue fundada en 1816 por Jacob Perkins, ingeniero y grabador americano, al unirse a Murray, Draper & Fairman de Filadelfia, los cuales habían impreso en 1790 algunos de los primeros billetes de Estados Unidos de América.

En 1819 Perkins se traslada a Londres y se presenta al concurso abierto por el Banco de Inglaterra para fabricar “un billete infalsificable” habida cuenta de las numerosas falsificaciones que se producían. El concurso quedo desierto pues el Banco prefirió seguir con sus modelos y fabricación propia.

Previamente al concurso, Perkins patentó su “Hardened Steel Plate” (plancha de acero endurecido), utilizada para el proceso de impresión al que denominó Siderography, sistema que, a lo largo del siglo XIX, dominó la impresión de sellos y billetes de banco.

El procedimiento consistía en grabar el billete matriz, que efectúa el grabador, sobre una plancha de hierro dulce que posteriormente se templaba para convertirla en acero. La imagen de esa matriz se transfería a una moleta (un cilindro o roll), también de hierro dulce, la cual, posteriormente, se templaba quedando la imagen grabada en positivo sobre ella. Se hacía una nueva transferencia desde la moleta a la plancha impresora tantas veces como ejemplares se quisiera imprimir con ella; esta plancha era plana ya que hasta finales de siglo no se hicieron cilíndricas para imprimir con rotativa.

Con este sistema se conseguía no solo una mayor calidad de grabado, clave para contener las falsificaciones, sino que también se podía producir grandes cantidades de billetes con cada plancha, y a mucha mayor velocidad que con el habitual uso de las planchas de cobre. Este proceso de impresión ya había sido patentado por Perkins en EEUU, antes de su llegada a Inglaterra.

Perkins, con su colega americano Gideon Fairman y el inglés Charles Heath, formaron, en diciembre de 1819, una compañía impresora en Londres, la cual sufrió varios altibajos, cambiando de razón social, hasta que en 1822 se formalizó con el nombre de Perkins & Heath al entrar como nuevo socio, George Heath.

En 1834 adoptó el nombre de Perkins, Bacon & Petch al entrar en ella nuevos socios y seis años después llegó su mayor éxito empresarial al encargarse de la impresión del primer sello de correos del mundo, el penique negro inglés (The Penny Black).

En esta época, la firma imprimió billetes para 88 bancos privados de Inglaterra, Escocia, Irlanda, y también para varios países del imperio británico y del mundo, entre ellos España, gracias a que sus procedimientos de impresión, como hemos dicho, permitían fabricar gran número de ejemplares.

Esta gran facilidad de impresión originó que se primase la cantidad perdiendo calidad, lo que originó gran número de quejas entre sus clientes y que poco a poco se fuesen anulando contratos, llegando en 1879 a tal desprestigio que perdieron los contratos de fabricación de los sellos ingleses en favor de De La Rue o la de los billetes de bancos importantes a manos de Waterlow & Son. Como resultado de ir perdiendo credibilidad y, por consiguiente, con malos resultados económicos, la empresa cambió de nombre y de socios en varias ocasiones, la última en 1935 y aunque siguió imprimiendo billetes para algunos bancos fue absorbida en 1965 por WW Sprague. Sus últimos billetes fueron fabricados para el Northen Bank de Belfast en 1968.

El sistema de impresión de Perkins al conservar las viñetas, orlas, rosetas, etc. en los cilindros o moletas y, por otra parte, la utilización de máquinas cicloides y tornos geométricos para confeccionar las orlas y las rosetas, permitía que hubiese un número ilimitado de posibilidades de combinar los diferentes elementos y, por consiguiente, poner a disposición del cliente una enorme variedad de billetes.

Como ejemplo de la diversidad de billetes que podía fabricar para un mismo banco, para complicar el trabajo a los falsificadores, al Provincial Bank of Ireland Limited, que tenía cuarenta sucursales, le fabricó nueve valores diferentes para cada sucursal, ¡360 billetes diferentes para una sola emisión de un solo banco!

Como ejemplo de las variantes de los billetes de ese banco, adjuntamos una imagen con los diferentes tipos de orlas que introducían en los ejemplares de una misma sucursal. Al propio tiempo queremos señalar que es muy fácil reconocer los billetes fabricados por esta casa durante el siglo XIX por el diseño tan peculiar que tienen las orlas.

Otra gran ventaja competitiva de Perkins era que al poder reutilizar sus viñetas y orlas pregrabadas, cualquier trabajo que se le encargase estaba a disposición del cliente en un tiempo muy breve, fuese cual fuese la cantidad pedida, sin que ello fuera óbice para que si el cliente quería unas viñetas específicas se le confeccionasen según su deseo, aunque supusiera que, en ocasiones, las volvieran a utilizar para otro banco menos exigente, a no ser que el primero exigiese exclusividad.

Al tener un gran número de clientes, su stock de viñetas era enorme, destacando las figuras alegóricas, especialmente las “Bretañas”, de pie, sentadas, con escudo, sin él, etc. y que con pequeñas variaciones podían utilizarse como representativas de otros países.

Al principio los billetes eran fabricados en un solo color, generalmente en negro, basando la dificultad de su falsificación en la calidad del grabado y la variedad de modelos pero, a partir de 1840, los bancos empezaron a solicitar uso de otro color, lo que complicó el sistema de impresión ya que para ello se requerían dos planchas en lugar de una. Para evitar complicaciones en los ajustes de las planchas, los primeros billetes bicolores los efectuaron con una impresión dominante, generalmente en negro, y una franja central coloreada.

A pesar de que en 1820 ya empezaron a experimentar con tintas diferentes del negro, Perkins fue reacio a emplear los dos colores en la impresión, por las dificultades de ajustes y calidad de las tintas, pero el descubrimiento de la fotografía, con la posibilidad de que con ella aumentasen las falsificaciones, obligó a generalizar su empleo, generalmente rojo y azul, ya que estos eran mucho más difíciles de fotografiar que el negro. Fue hacia 1850 cuando se emplearon los dos colores de forma habitual y solo a principios del siglo XX se imprimió con varios.

Perkins, en sus diferentes razones sociales, siempre mostró una tendencia al inmovilismo en sus diseños, lo que le valió para conservar clientes, ya que la banca del Reino Unido siempre fue muy tradicional en sus billetes, con un gusto muy victoriano. Ejemplo de este tradicionalismo es el último billete que imprimió, para el Belfast´s Northern Bank en 1968, que conservaba el mismo diseño y viñeta desde 1825 variando, únicamente, detalles accesorios, tal como se ve si comparamos el billete de 1895 con el de 1968.

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