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Febrero2015, Edición 113 3 de abril de 2016
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La difusi�n que alcanzaron los sellos en tinta hizo que se pueda hablar de un resurgimiento de la pr�ctica del sellado. Desde el siglo XVIII hasta la actualidad, gran cantidad de entidades, organismos de la Administraci�n del Estado, de la Iglesia y del Ej�rcito comienzan o contin�an dicha pr�ctica, que en muchas ocasiones es regulada por disposiciones y leyes oficiales, especialmente en el siglo XIX.
Por Pedro Dami�n Cano Borrego
Los sellos de tinta son de origen oriental, procediendo los m�s antiguos actualmente conservados de China. Los sellos privados usados en China, conocidos como t�u-chang, y japoneses, llamados ingy�, normalmente tienen forma cuadrada, y serv�an para confirmar una firma o signo, pero no ten�an la fuerza legal probatoria de identificaci�n. La generalizaci�n en la utilizaci�n del papel para los documentos y escritos hizo que se fuesen abandonando las improntas en arcilla y fueran siendo paulatinamente sustituidas por las de tinta, siendo sus tampones fabricados en madera, jade o marfil.
En el siglo XVIII este tributo se generaliz� para todos los territorios de la Monarqu�a, y rigi� desde 1707 en Arag�n y Valencia, desde 1714 en Catalu�a y desde 1718 en Mallorca, quedando s�lo eximido del mismo el Valle de Ar�n.
La renta del papel sellado fue un tributo instaurado por Felipe IV en 1636, que supuso una nueva función del uso del sello público o auténtico con fines recaudatorios. Objeto de estudio de la sigilografía, en su análisis convergen asimismo otras disciplinas, como son la numismática y la filatelia, especialmente la fiscal.
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