
La disputa en torno al diseño eslovaco de la moneda apunta -dice el rotativo neoyorquino- a una división entre la Europa Occidental, cada vez más reacia a la presencia de símbolos cristianos en la vida pública, y la Oriental, apegada a sus tradiciones religiosas. Dentro de la Unión Europea, esa sensibilidad se ve especialmente marcada en Polonia, Eslovaquia, y en Croacia, el inminente miembro número 28 de la Unión Europea.
El departamento de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea pidió a finales del año pasado a Eslovaquia, concretamente el 20 de noviembre de 2012, que replanteara el diseño de sus nuevas monedas de euro. Bruselas objetó que esas monedas -en las que aparecen aureolas y una cruz- serían de curso legal en otros países europeos, y algunos “podían sentirse incómodos”. La UE se refería a la eliminación de los halos que portaban las cabezas de los santos patronos de la nación, Cirilo y Metodio, de las nuevas monedas conmemorativas de dos euros, al parecer para “con el principio de neutralidad religiosa”

Eslovaquia, tras varios meses de “forcejeo”, presentó un diseño ligeramente modificado en el que desaparecían los halos de Santidad alrededor de las cabezas de los monjes Cirilo y Metodio, pero mantuvo la Cruz bizantina, símbolo de la nación eslovaca. El nuevo diseño fue aprobado al final por el Consejo de Ministros de la Unión Europea y las monedas conmemorativas de 2 euros estarán en circulación a partir del mes que viene.
El Consejo ECOFIN decidió que la corona eslovaca se convertirá a euros el 8 de julio de 2008. Eslovaquia adoptó el euro el 1 de enero de 2009 y se convirtió en Estado miembro de la zona euro
Según las normas de la UE, en el diseño de la cara nacional de la moneda euro, los Estados miembros han de tener en cuenta que las monedas circularán en toda la zona euro, y en ese contexto, diseños propuestos son compartidos por adelantado con los demás Estados miembros para que pueden proporcionar las observaciones que estimen pertinentes.
La reacción en varios países eslavos de tradición y cultura cristianas, tanto católicas como ortodoxas, ha sido de latente malestar: eslovacos, checos, búlgaros, rumanos, etc., ha expresado su disconformidad ya que la medida les ha recordado las aún demasiado recientes etapas de las dictaduras comunistas que obligaban a pintores y escultores a eliminar, en pinturas y esculturas, los halos de Santidad de las cabezas de los patronos de estos países.

La religión ha sido un tema altamente divisivo durante las negociaciones sobre el proyecto de Constitución de la UE. Mientras que un grupo de países, encabezados por Polonia e Irlanda, había insistido en la introducción de referencias al cristianismo en la Constitución, los demás Estados miembros, en particular Francia y Bélgica, fueron totalmente opuestos tales referencias. Al final, no se hizo ninguna mención del cristianismo en la Constitución europea.
Con los gobiernos europeos deseosos de cultivar un sentimiento de pertenencia entre los 10 millones de musulmanes que viven en Europa occidental y con la perspectiva de los países con mayoría de población musulmana, como Turquía y Bosnia y Herzegovina, a la UE, hablar de valores o símbolos cristianos es probable a convertirse en cada vez más controvertida.
Pero a pesar de sus connotaciones religiosas y políticas, los analistas no creen la imagen de una cruz cristiana, del Pontífice del Vaticano o de iglesias, catedrales y monasterios en las monedas del euro tendrá un efecto serio sobre las relaciones entre los estados miembros.
El valor principal de la UE es la tolerancia. Si las monedas se convirtieran en un problema, sería más un problema nacional que un problema a nivel europeo.
¿Qué dirán entonces los países con forma de estado republicano de las imágenes de monarcas de Mónaco, Luxemburgo, Holanda, Bélgica o España que aparecen en los anversos nacionales de los euros?